Tema 001: La coyuntura mundial. Expertos y preguntas.

PROBLEMATICA DEL 27 ABRIL AL 3 DE MAYO

Identifique y estudie articuladamente  las tesis centrales de cada uno de los 5 artículos de cuatro expertos internacionalistas y de uno de los 5 empresarios más ricos del mundo que a continuación se exponen y al final conteste con comentarios la pregunta de esta semana:

 EXPERTOS
  1.   «Estamos ante otro fallo masivo y colosal del capitalismo». Noam Chomsky
  2.   La pandemia no es el fin del capitalismo. Marco A. Gandásegui h. 
  3.   Silicon Valley y el Virus. Deepti Bharthur
  4.   “Globafascistización” en marcha” (I) Sergio Barrios Escalante 
  5.   Bill Gates comparte su visión sobre la situación actual a causa del covid-19

 «Estamos ante otro fallo masivo y colosal del capitalismo»

Por Noam Chomsky
24/04/2020

Para el filósofo y lingüista Noam Chomsky, la primera gran lección de la actual pandemia es que estamos ante “otro fallo masivo y colosal de la versión neoliberal del capitalismo”, que en el caso de Estados Unidos está agravado por la naturaleza de los “bufones sociópatas que manejan el Gobierno” liderado por Donald Trump.

Desde su casa de Tucson (Arizona) y lejos de su despacho en el Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT), desde el que cambió para siempre el campo de la lingüística, Chomsky repasa en una entrevista con Efe las consecuencias de un virus que deja claro que los gobiernos están siendo “el problema y no la solución”.

   ¿Qué lecciones positivas podemos extraer de la pandemia?

—La primera lección es que estamos ante otro fallo masivo y colosal de la versión neoliberal del capitalismo. Si no aprendemos eso, la próxima vez que pase algo parecido va a ser peor. Es obvio después de lo que ocurrió tras la epidemia del SARS en 2003. Los científicos sabían que vendrían otras pandemias, probablemente de la variedad del coronavirus. Hubiese sido posible prepararse en aquel punto y abordarlo como se hace con la gripe. Pero no se ha hecho.

Las farmacéuticas tenían recursos y son superricas, pero no lo hacen porque los mercados dicen que no hay beneficios en prepararse para una catástrofe a la vuelta de la esquina. Y luego viene el martillo neoliberal. Los Gobiernos no pueden hacer nada. Están siendo el problema y no la solución.

Estados Unidos es una catástrofe por el juego que se traen en Washington. Saben cómo culpar a todo el mundo excepto a ellos mismos, a pesar de que son los responsables. Somos ahora el epicentro, en un país que es tan disfuncional que ni siquiera puede proveer de información sobre la infección a la Organización Mundial de la Salud (OMS).

—¿Qué opina de la gestión de la administración Trump?

—La manera en la que esto se ha desarrollado es surrealista. En febrero la pandemia estaba ya haciendo estragos, todo el mundo en Estados Unidos lo reconocía. Justo en febrero, Trump presenta unos presupuestos que merece la pena mirar. Recortes en el Centro de Prevención y Control de Enfermedades y en otras partes relacionadas con la salud. Hizo recortes en medio de una pandemia e incrementó la financiación de las industrias de energía fósil, el gasto militar, el famoso muro…

Todo eso te dice algo de la naturaleza de los bufones sociópatas que manejan el Gobierno y que el país está sufriendo. Ahora buscan desesperadamente culpar a alguien. Culpan a China, a la OMS… y lo que han hecho con la OMS es realmente criminal. ¿Dejar de financiarla? ¿Qué significa eso? La OMS trabaja en todo el mundo, principalmente en países pobres, con temas relacionados con la diarrea, la maternidad… ¿Entonces qué están diciendo? “Vale, matemos a un montón de gente en el sur porque quizás eso nos ayude con nuestras perspectivas electorales”. Eso es un mundo de sociópatas.

—Trump empezó negando la crisis, dijo incluso que era un bulo demócrata… ¿Puede ser esta la primera vez que a Trump le han vencido los hechos?

—A Trump hay que concederle un mérito… Es probablemente el hombre más seguro de sí mismo que ha existido nunca. Es capaz de sostener un cartel que dice “os amo, soy vuestro salvador, confiad en mí porque trabajo día y noche para vosotros” y con la otra mano apuñalarte en la espalda. Es así cómo se relaciona con sus votantes, que lo adoran independientemente de lo que haga. Y recibe ayuda por un fenómeno mediático conformado por Fox News, Rush Limbaugh, Breitbart… que son los únicos medios que miran los republicanos.

Si Trump dice un día “es solo una gripe, olvidaos de ella”, ellos dirán que sí, que es una gripe y que hay que olvidarse. Si al día siguiente dice que es una pandemia terrible y que él fue el primero en darse cuenta, lo gritarán al unísono y dirán que es la mejor persona de la historia.

A la vez, él mismo mira Fox News por las mañanas y decide qué se supone que tiene que decir. Es un fenómeno asombroso. Rupert Murdoch, Limbaugh y los sociópatas de la Casa Blanca están llevando el país a la destrucción.

—¿Puede esta pandemia cambiar la manera en la que nos relacionamos con la naturaleza?

—Eso depende de la gente joven. Depende de cómo la población mundial reaccione. Esto nos podría llevar a estados altamente autoritarios y represivos que expandan el manual neoliberal incluso más que ahora. Recuerde: la clase capitalista no cede. Piden más financiación para los combustibles fósiles, destruyen las regulaciones que ofrecen algo de protección… En medio de la pandemia en EE.UU. se han eliminado normas que restringían la emisión de mercurio y otros contaminantes… Eso significa matar a más niños estadounidenses, destruir el medio ambiente. No paran. Y si no hay contrafuerzas, es el mundo que nos quedará.

—¿Cómo queda el mapa de poder en términos geopolíticos despúes de la pandemia?

—Lo que está pasando a nivel internacional es bastante chocante. Está eso que llaman la Unión Europea. Escuchamos la palabra “unión”. Vale, mira Alemania, que está gestionando la crisis muy bien… En Italia la crisis es aguda… ¿Están recibiendo ayuda de Alemania? Afortunadamente están recibiendo ayuda, pero de una “superpotencia” como Cuba, que está mandando médicos. O China, que envía material y ayuda. Pero no reciben asistencia de los países ricos de la Unión Europea. Eso dice algo…

El único país que ha demostrado un internacionalismo genuino ha sido Cuba, que ha estado siempre bajo estrangulación económica por parte de EE.UU. y por algún milagro han sobrevivido para seguir mostrándole al mundo lo que es el internacionalismo. Pero esto no lo puedes decir en EE.UU. porque lo que has de hacer es culparles de violaciones de los derechos humanos. De hecho, las peores violaciones de derechos humanos tienen lugar al sudeste de Cuba, en un lugar llamado Guantánamo que Estados Unidos tomó a punta de pistola y se niega a devolver.

Una persona educada y obediente se supone que tiene que culpar a China, invocar el “peligro amarillo” y decir que los chinos vienen a destruirnos, nosotros somos maravillosos.

Hay una llamada al internacionalismo progresista con la coalición que empezó Bernie Sanders en Estados Unidos o Varoufakis en Europa. Traen elementos progresistas para contrarrestar el movimiento reaccionario que se ha forjado desde la Casa Blanca (…) de la mano de Estados brutales de Oriente Medio, Israel (…) o con gente como Orban o Salvini, cuyo disfrute en la vida es asegurarse de que la gente que huye desesperadamente de África se ahoga en el Mediterráneo.

Pones todo ese “reaccionarismo” internacional en un lado y la pregunta es… ¿serán contrarrestados? Y solo veo esperanza en lo que ha construido Bernie Sanders.

—Que ha perdido…

—Se dice comúnmente que la campaña de Sanders fue un fracaso. Pero eso es un error total. Ha sido un enorme éxito. Sanders ha conseguido cambiar el ámbito de la discusión y la política y cosas muy importantes que no se podían mencionar hace un par de años ahora están en el centro de discusión, como el Green New Deal, esencial para la supervivencia.

No le han financiado los ricos, no ha tenido apoyo de los medios… El aparato del partido ha tenido que manipular para evitar que ganase la nominación. De la misma manera que en Reino Unido el ala derecha del Partido Laborista ha destruido a Corbyn, que estaba democratizando el partido en una manera que no podían soportar.

Estaban dispuestos hasta a perder las elecciones. Hemos visto mucho de eso en EE.UU., pero el movimiento permanece. Es popular. Está creciendo, son nuevos… Hay movimientos comparables en Europa, pueden marcar la diferencia.

—¿Qué cree que pasará con la globalización tal y como la conocemos?

—No hay nada malo con la globalización. Está bien ir de viaje a España, por ejemplo. La pregunta es qué forma de globalización. La que se ha desarrollado ha sido bajo el neoliberalismo. Es la que han diseñado. Ha enriquecido a los más ricos y existe un enorme poder en manos de corporaciones y monopolios. También ha llevado a una forma muy frágil de economía, basada en un modelo de negocio de la eficiencia, haciendo las cosas al menor costo posible. Ese razonamiento te lleva a que los hospitales no tengan ciertas cosas porque no son eficientes, por ejemplo.

Ahora el frágil sistema construido está colapsando porque no puede lidiar con algo que ha salido mal. Cuando diseñas un sistema frágil y centralizas la manufacturación y la producción solo en un lugar como China… Mira Apple. Hace enormes beneficios, de los que pocos se quedan en China o en Taiwán. La mayor parte de su negocio va a parar a donde probablemente han puesto una oficina del tamaño de mi estudio, en Irlanda, para pagar pocos impuestos en un paraíso fiscal.

¿Cómo es que pueden esconder dinero en paraísos fiscales? ¿Es eso parte de la ley natural? No. De hecho en Estados Unidos, hasta Reagan, era algo ilegal. Igual que las compraventas de acciones. (…) ¿Eran necesarias? Lo legalizó Reagan.

Todo ha sido diseñado, son decisiones… que tienen consecuencias que hemos visto a lo largo de los años y una de las razones por las que encuentras lo que se ha mal llamado “populismo”. Mucha gente estaba enfadada, resentida y odiaba al gobierno de forma justificada. Eso ha sido un terreno fértil para demagogos que podían decir: soy tu salvador y los inmigrantes esto y lo otro.

—¿Cree que, tras la pandemia, Estados Unidos estará más cerca de una sanidad universal y gratuita?

—Es muy interesante ver esa discusión. Los programas de Sanders, por ejemplo, sanidad universal, tasas universitarias gratuitas… Lo critican en todo el espectro -ideológico-. Las críticas más interesantes vienen de la izquierda. Los columnistas más liberales del New York Times, CNN y todos ellos… Dicen que son buenas ideas, pero no para los estadounidenses.

La sanidad universal está en todas partes. En toda Europa de una forma u otra. En países pobres como Brasil, México… ¿Y la educación universitaria gratuita? En todas partes… Finlandia, Alemania, México… en todos lados. Así que lo que dicen los críticos en la izquierda es que Estados Unidos es una sociedad tan atrasada que no se puede poner a la altura del resto del mundo. Y te dice bastante de la naturaleza, la cultura y de la sociedad.

La pandemia no es el fin del capitalismo

Marco A. Gandásegui h.

La pandemia del coronavirus no es el fin del mundo. Tampoco es el fin de la historia. No podemos decir que la pandemia liquidará el capitalismo. Hay muchos pensadores que postulan estos desenlaces pensando en los terribles sufrimientos que el coronavirus le está causando a la humanidad. A pesar de ello, el mundo seguirá su camino, sacudido y golpeado por la pandemia. Las clases dominantes seguirán escribiendo su historia. El capitalismo aprovechará esta crisis para reforzar sus puntos débiles y continuará haciendo estragos de la naturaleza, así como de las mujeres y hombres que somete a su explotación.

El capitalismo, al igual que el capital, es una relación social. Es una relación que siempre ha existido desde los tiempos en que se escribía sobre piedra. Es a partir del siglo XVI (los viajes de Colón), sin embargo, que comienza a consolidarse en algunas ciudades europeas. Los metales preciosos que los españoles le extraen a las minas de América aceleran el comercio europeo con el Oriente. El creciente intercambio les permite a los capitalistas de las ciudades del occidente europeo acumular riquezas e invertir en nuevas empresas en el siglo XVII. Surgen los reinos “absolutos” que concentran enormes riquezas (para la época) y desatan guerras interminables para ampliar su poder sobre el viejo continente. Al mismo tiempo compiten por materias primas y mercados en todos los continentes, incluyendo América. Este crecimiento combinado es lo que caracteriza el capitalismo.

De una decena de ciudades, distribuidas, sobre todo, en el norte de la península italiana, se extiende el capital sin cesar para construir una red que cubre la totalidad de la tierra en el siglo XXI. El capitalismo tiene una característica muy peculiar que define su crecimiento. Es un crecimiento desigual, dialéctico, y que crea relaciones de dependencia. La desigualdad consiste en la distribución de las áreas productivas. El crecimiento capitalista es impulsado por su capacidad de acumular riquezas. El sistema tiene un polo dinámico capaz de generar nuevas áreas de producción (tecnología) que subordina su periferia y le permite acumular más rápido. Arrighi sostenía que ese polo dinámico (centro) fueron Holanda, Inglaterra y EEUU, sucesivamente en los últimos cuatro siglos. En el siglo XXI el enorme poderío productivo y militar de EEUU se ha debilitado y en su lugar emerge China, como nueva locomotora industrial y financiera.

La aparición de EEUU como potencia hegemónica en el siglo XX transformó el mundo, cambió las reglas, pero no acabó con el capitalismo. Todo lo contrario, consolidó las relaciones sociales que le dan sustento al capitalismo. Introdujo un cambio que incrementó exponencialmente la productividad del trabajo humano (social) y les permitió a los capitalistas acumular nuevas riquezas antes inimaginables.  Al igual que en el siglo XVII y los subsiguientes este ‘progreso’ capitalista se dio en el marco de guerras interminables. ¿A qué se debe la declinación de una potencia hegemónica en el sistema mundo capitalista? No son las pandemias. La historia registra todo tipo de epidemias horribles en el transcurso del último medio milenio. No causaron cambios de época ni el derrumbe del capitalismo.

El capitalismo sólo desaparecerá cuando las relaciones sociales que la sustentan se disuelvan. Es decir, cuando las luchas de los trabajadores y sus salarios no les permitan a los capitalistas acumular. Por ejemplo, en EEUU se le paga a un obrero no calificado US$15 la hora. Según los capitalistas norteamericanos esa remuneración no les permite apropiarse de un excedente. Dejaron de pelear con las organizaciones laborales para bajar los salarios y optaron por trasladar (‘externalizar’) las enormes plantas industriales a China. Las industrias norteamericanas de acero, farmacéuticas, automovilísticas, químicas y muchas otras reaparecieron por toda la geografía oriental de China. El salario de los trabajadores chinos es una fracción de lo que se paga en EEUU. Con el cambio los capitalistas norteamericanos volvieron a captar enormes excedentes.

La pandemia ha golpeado muy fuerte a EEUU. Sus gobernantes (con el magnate y presidente Trump a la cabeza) dicen que tienen que reconstruir su industria que fue ‘externalizada’. Aparentemente, se percataron cuan vulnerables son sin una base material. Pero no será una tarea fácil. Si los trabajadores desempleados, cuyos sindicatos fueron destruidos, son nuevamente reclutados, se reagruparán para exigir los salarios que los capitalistas no pueden pagar. En esa contradicción insalvable, surgirá China como potencia hegemónica. No es el fin del capitalismo. Los líderes en Pekín lo llaman ‘socialismo de mercado’.

16 de abril de 2020

- Marco A. Gandásegui, hijo, es profesor de Sociología de la Universidad de Panamá e investigador asociado del Centro de Estudios Latinoamericanos Justo Arosemena (CELA)
https://marcogandasegui19.blogspot.com/
www.salacela.net
https://www.alainet.org/es/articulo/206100

Silicon Valley y el Virus

Deepti Bharthur


La crisis de Covid-19 ha permitido a la Gran Tecnología alejarse del estrépito regulatorio que la rodea desde hace un tiempo.

El año 2019 fue el año del "primer gran conflicto tecnológico", cuando los reguladores empezaron a rechazar las tendencias de la gran tecnología de devorarse el planeta y lanzaron investigaciones antimonopolio; cuando los usuarios exigieron una mayor responsabilidad de las plataformas de medios sociales respecto a sus normas arbitrarias de gestión de contenidos; cuando un candidato presidencial de los Estados Unidos basó, en gran parte, su agenda de campaña en la propuesta de fragmentar Facebook; y cuando el capitalismo de vigilancia se convirtió en un término omnipresente en el lenguaje común.

Y luego vino la gran enfermedad, que se extendió por todo el paisaje y las cosas tomaron un giro diferente.

Así es como uno se imagina que los historiadores en un futuro lejano podrían narrar el período actual en la política tecnológica.

Tal vez con algo menos de floritura.

La crisis de Covid-19 ha presentado a Silicon Valley y a sus homólogos de todo el mundo una sobresaliente oportunidad de rebrote, una sólida chance de reescribir la empañada retórica filtrada inconvenientemente en una narrativa otrora célebre de innovación y disrupción positiva. Olvídese del extractivismo de datos sin restricciones, las actividades anticompetitivas desenfrenadas, las innumerables injusticias cometidas contra los trabajadores de las plataformas. Dirija su atención en cambio a las herramientas de secuenciación metagenómica impulsadas por las divisiones filantrópicas de Facebook y Microsoft para rastrear las infecciones por Covid en Vietnam y Camboya; los 100.000 nuevos trabajadores que Amazon ha contratado, junto con los aumentos salariales para sus trabajadores de almacén; el streaming gratuito de Amazon Prime para los niños; y el apoyo de Alphabet a los esfuerzos de testeo de virus por parte del gobierno de los Estados Unidos.

Como señala Steven Levy en su artículo para Wired, lo que estamos presenciando es un "deus ex máquina" en el que "mientras que las fechorías de Big Tech son todavía evidentes, sus acciones actuales ahora nos importan más".

La pandemia del Covid-19 ha desatado una crisis de salud pública mundial sin precedentes. Los sistemas y las cadenas de suministro se enfrentan a rupturas brutales. El mundo se encuentra paralizado en cuestión de días, con individuos y comunidades aislados y desvinculados indefinidamente. Los líderes elegidos en todas las naciones se enfrentan a las lamentables insuficiencias del magro y mezquino aparato estatal neoliberal por el que han trabajado tan meticulosamente durante décadas.

¿A quién recurrimos ahora para evitar que las ruedas del motor del mundo se detengan? ¿Para mantenernos trabajando, comprando, comiendo y haciendo ejercicio? ¿Para mantenernos informados, conectados e incluso entretenidos mientras nos refugiamos y aguardamos el mayor bloqueo del mundo? No es de extrañar que, mientras todos nosotros nos deslizamos a tientas hacia una apariencia de normalidad, no podamos evitar agarrar con ambas manos las herramientas que ofrecen empresas como Amazon, Google, Netflix, Facebook, y ahora cada vez más Zoom, la tecnología de videoconferencia a distancia que se ha convertido rápidamente en la tecnología de vanguardia del momento, cuando millones de personas empiezan a trabajar desde sus hogares.

Pero esto no termina ahí. Al igual que nosotros, nuestros gobiernos también buscan la ayuda de estas empresas en estos tiempos difíciles. En la primera línea de la crisis de Covid, sólo un paso por detrás de la comunidad sanitaria, es donde encontramos a la Big Tech (las grandes empresas tecnológicas). Vemos como titanes de la industria como Bill Gates, Mark Zuckerberg y Jack Ma hacen promesas tranquilizadoras a la comunidad mundial - desde actos generosos de filantropía dirigidos a las pequeñas empresas, intensificación de la producción y entrega de suministros médicos cruciales como máscaras y kits de pruebas hasta la creación de un acelerador dedicado a los esfuerzos de investigación y desarrollo de una vacuna. Incluso plataformas regionales como Gojek de Indonesia y Zomato de la India se han comprometido a crear fondos de financiación social para apoyar a sus trabajadores, comerciantes y socios. Para fomentar las transacciones a distancia, las plataformas y empresas tecno-financieras han empezado a ofrecer productos y servicios gratuitos y con descuentos.

Invirtiendo la narración

El actual entorno mundial ha hecho posible que los actores de la economía digital se reconfiguren de forma positiva y se alejen del estrépito normativo que los rodea desde hace tiempo. Pero lo más importante es que han reforzado su importancia crítica para la economía mundial. Al final, su dominio sobre el mundo puede ser más fuerte que nunca.

Consideremos el caso de China, el primer epicentro del brote del coronavirus. De manera muy similar a la forma en que la epidemia de SARS de 2003 catalizó la adopción masiva del comercio electrónico en China, la pandemia de Covid ha catapultado a mayores alturas las superplataformas del país, como DiDi, JD, Alibaba y Tencent. La demanda de comestibles y entrega de alimentos, servicios de telemedicina, herramientas de trabajo a distancia y juegos en línea se disparó en febrero cuando el brote estaba en su punto más alto en la región. De hecho, el incremento de captación de las plataformas observado durante el confinamiento podría ampliar las ventas de comercio electrónico en China a más del 50% de todas las ventas al por menor a finales de 2021, superando las ventas fuera de línea en un par de años.

No debería sorprender que con los esfuerzos mundiales encaminados a aplanar la curva, el comercio electrónico y las plataformas de entrega hayan hecho posible y eficaz el distanciamiento social en los densos núcleos urbanos al anular en gran medida la necesidad de viajar y el contacto con la comunidad. Por ello, cuando la India, la segunda nación más poblada del mundo, impuso un "cierre total" de 21 días el 23 de marzo, una de las primeras medidas del gobierno fue categorizar al comercio electrónico como un servicio esencial, abarcando plataformas populares de entrega de alimentos y de venta al por menor de comestibles como Zomato, Swiggy y Big Basket, así como las plataformas generales de venta al por menor como Flipkart y Amazon. Esto se hizo con miras a minimizar los movimientos para compras esenciales en la medida de lo posible. Al día siguiente, las compañías de telecomunicaciones tuvieron que pedir al gobierno que obligara a las plataformas de VoD como Netflix, Amazon Prime y Youtube a reducir su calidad de transmisión de HD a SD para evitar un estrés excesivo en el ancho de banda cuando los indios comenzaron a quedarse en casa y a ver contenido de forma compulsiva.

Nada de esto es motivo de celebración. Lo que estos desarrollos indican no es un caso de reforma y arrepentimiento de la Big Tech. En vez de eso, lo que estamos presenciando es probablemente sólo la punta del iceberg de nuestra dependencia total de las poderosas corporaciones digitales.

Por otro lado, mientras que el resto de la economía global cae en picada a un ritmo alarmante, las grandes empresas de tecnología siguen en pie, sufriendo sólo pérdidas temporales. Incluso cuando las fortunas de Wall Street han arrasado con casi 1,3 billones de dólares de la riqueza de las mayores empresas tecnológicas - Apple, Microsoft, Amazon y Alphabet y Facebook - estas empresas son también las que más dinero en efectivo poseen y tienen los bolsillos más profundos; atributos que garantizarán su triunfo en un clima económico adverso en el que los actores económicos menos resistentes se derrumbarán y morderán el polvo. En un escenario en el que incluso las start-ups prometedoras se enfrentan a graves problemas por ingresos retrasados y cancelados, tasas de despido inmanejables, reducción forzosa del personal y disminución del interés de los inversores, un mercado tecnológico competitivo puede muy bien convertirse en un cuento de fantasía, ya que la mayoría de los actores más pequeños terminan cerrando o vendiendo a los actores más grandes del ecosistema.

Otras empresas pioneras se beneficiarán al capitalizar las nuevas propuestas de negocio creadas por el brote. Las plataformas de colaboración a distancia gratuitas como Slack y Zoom han experimentado un gran aumento en la aceptación por parte de los usuarios en las últimas semanas. Las acciones de Zoom, de hecho, se han disparado hasta alcanzar una valoración de 29.000 millones de dólares, ya que todo el mundo -desde las universidades que tuvieron que cancelar abruptamente el semestre y tomar cursos en línea, hasta los adolescentes que celebran fiestas de cumpleaños a distancia- llega a confiar en la plataforma para conferenciar con múltiples usuarios. Las plataformas de salud, bienestar y teleterapia también están viendo un aumento de la demanda y podrían experimentar un momento decisivo para el fenómeno de la "tecnología en la salud".

Además, si las respuestas mal preparadas de los gobiernos de todo el mundo a la situación del coronavirus han dejado claras las agudas repercusiones del desmantelamiento del estado de bienestar, también han arrojado luz sobre una verdad mayor y más insidiosa: en gran parte, las empresas de tecnología son ahora los nuevos servicios públicos esenciales de nuestros tiempos. Tendremos que confiar en ellas para seguir haciendo nuestro trabajo, ir de un lugar a otro, mantener nuestras cadenas de suministro en funcionamiento, acceder a los alimentos y a los productos esenciales, recibir actualizaciones y servicios de salud críticos, permanecer informados, y quizás satisfacer esa necesidad sentimental pero completamente humana de conectar con los demás.

Lo que estamos presenciando es el surgimiento de un ecosistema extra-institucional totalmente privado, que es enormemente poderoso y al que se le confía cada vez más la determinación del curso del interés público a través de decisiones ejecutivas. Así es como llegamos al estado actual de cosas: donde las plataformas de llamadas para gestionar transporte pueden interrumpir abruptamente los servicios y ahogar el sustento de miles de conductores, las plataformas de comercio electrónico pueden dejar de prestar servicios unilateralmente a los comerciantes que venden productos no esenciales y liquidar sin querer a cientos de pequeñas empresas, nuestra esfera pública puede ser censurada con excesivo celo por la IA en la búsqueda de información errónea sobre Covid, y donde incluso las tecnologías de conferencias a distancia que aparentemente salvan vidas pueden explotar nuestra necesidad y extraer incesantemente datos sobre nuestro comportamiento "laboral".

Por supuesto, la sociedad civil y quienes militan en el espacio de la política tecnológica han continuado estando atentos a estos reveses y no han cedido terreno del todo. Un ejemplo notable de ello ha sido la forma en que la mayor popularidad de Zoom en los últimos tiempos también ha traído consigo un enfoque renovado y una aguda crítica de sus políticas de privacidad y seguridad de los datos, incluso desde sectores significativos como la oficina del Fiscal General de Nueva York. Dadas las numerosas preocupaciones que se plantearon sobre sus prácticas en materia de datos, Zoom también adoptó recientemente medidas para modificar su código a fin de dejar de enviar datos a Facebook. Esas intervenciones seguirán siendo necesarias, incluso cuando no exista una opción realista de excluirse del paradigma tecnológico actual y su aparato.

Como sucede con los primeros motines, tal vez nuestras rebeliones nacientes siempre estuvieron destinadas al fracaso. Los historiadores probablemente estarían de acuerdo.

- Deepti Bharthur es investigadora asociada de IT for Change, India.
Este artículo es parte de una serie sobre el coronavirus y su impacto, publicada por Botpopuli

Traducción del inglés: Javier Tolcachier para la revista Internet Ciudadana

https://www.alainet.org/es/articulo/206068

“Globafascistización” en marcha” (I)

Sergio Barrios Escalante

Introducción

En octubre del año 1999 utilicé por vez primera el término “Globafascistización”, en un artículo publicado en la prensa escrita en un país centroamericano (1), texto que precisamente intitulé con ese concepto.

La síntesis de este escrito se relacionaba con el planteamiento de que, en el siglo XXI, la única forma en la cual el neoliberalismo podría sostenerse, sería a través del establecimiento de un régimen fascista de carácter global o semi-planetario. 

Este término creado a propósito del “nuevo desorden internacional” post-1989, era una derivación lógica del análisis del curso que tomaría la profundización del modelo económico neoliberal, brutal y deshumanizante, que a partir de los años noventa, se mostraba alentado y envalentonado por la extinción/desaparición del “mundo socialista” (la URSS y sus países satélites), y propulsado por la agenda imperial que anunciaba el triunfo y establecimiento sin contendientes de un orden hegemónico global centrado en los EEUU.

Varios años después, a raíz de las graves crisis financieras y bursátiles de inicios del siglo XXI (la crisis de las Punto.com y la Enron), y posteriormente, a partir de la crisis financiera de los años 2008-9 (la crisis de las “hipotecas basura”), continué desarrollando la noción de “Globafascistización”, a través de un segundo artículo, publicado esta vez en la revista Alainet (en el año 2008), el cual puede ser consultado en sus archivos digitales (2).

En ese contexto general, el planteamiento central detrás del concepto de “Globafascistización”, es que las crisis cada vez más profundas, recurrentes y sistémicas del  capitalismo neoliberal, son provocadas en gran medida por el desenfreno especulativo del sistema financiero de EEUU y Occidente, en acción articulada con esa modalidad de “Keynesianismo pentagonista” (expansión ilimitada del gasto militar por todo el planeta), que a la postre llevarían a la humanidad entera a un punto tal de ingobernabilidad, que este modelo económico desquiciante y antisocial solo podría sostenerse en base a la fuerza bruta, la represión institucionalizada, el autoritarismo y el control social extremo.

La actual coyuntura mundial pareciera mostrar un panorama similar al descrito hace 21 años a través del concepto arriba citado. Hoy el fenómeno de las cada vez más recurrentes crisis financieras globales, en combinación con la creciente militarización de la sociedad global no parece ser pasajera ni circunstancial.   

El propio Fidel Castro (por cierto, una singular mente brillante con la cual era o es difícil compararse), en algunos de sus últimos artículos publicados poco antes de su muerte, desde el reposado retiro en su hogar, advirtió al mundo entero de la posibilidad de que el sistema sufriera un repentino y brutal “Shock financiero global”, que pusiera en grave peligro la existencia misma de la humanidad.  Gracias a la internet esos artículos también pueden ser consultados y revisados por los interesados.

Si Wall Street falla, ahí está la FED; si ambos fallan, ahí está el Pentágono.

Todo indica que “está planificada destrucción de la economía global” (según lo califica Peter Koening) (3), disfrazada u oportunistamente utilizada a través de la pandemia, en realidad esconde un violento remezón a las estructuras más sensibles del capitalismo global, que bien sabemos se incubó mucho tiempo antes en la Fed y la banca internacional y no en Wuhan.  

Como bien se sabe a partir del estudio de las experiencias históricas del capitalismo central (ante todo anglo-norteamericano), en particular, en base al análisis de las más importantes crisis sistémicas que el sistema ha enfrentado al menos durante el último siglo, sucede que cuando el sistema financiero no puede ya resolver sus propios problemas, como aquellos causados por el estallido de las burbujas financieras que la compulsiva especulación desenfrenada desata, el banco de la Reserva Federal (FED), acude en auxilio.

Por su infinita capacidad para emitir papel moneda la FED no puede quebrar. Una de sus principales funciones es inyectar liquidez al mercado, y ello incluye rescatar bancos y corporaciones en quiebra (en particular, las entidades públicas o privadas de mayor peso e influencia política), ya sea a través de bonos, préstamos de emergencia a muy bajo interés y mediante garantías especiales, o a través de la emisión de “papelitos de colores”, como Lenin solía llamar al papel moneda inorgánico, al papel moneda sin ningún respaldo en algún valor real de aceptación general.

Si bien es cierto que estas operaciones económicas y financieras de emergencia (o de “contención bomberil” si se quiere), en el largo plazo no resuelven los problemas de fondo del sistema (la tendencia recurrente a la desenfrenada especulación con valores ficticios, o a insolubles contradicciones estructurales propias de la naturaleza inherente del capitalismo, relacionadas con su modelo de acumulación y reproducción), en efecto, en el corto y mediano plazo (al menos en “recesiones normales”), logran la reactivación parcial de segmentos importantes de la economía. 

La historia económica de los Estados Unidos y Europa Occidental nos muestra que cuando la recesión es demasiado severa y se torna en una profunda depresión (como la de 1929 y años subsiguientes), al punto que ni Wall Street ni la FED pueden resolver, entonces aparece el Pentágono, para poner en marcha la maquinaria de guerra como medio de reactivación de la economía.

De hecho, como bien se sabe y está plenamente estudiado y documentado, las dos grandes guerras del siglo pasado estuvieron antecedidas por fuertes problemas recesivos de la economía mundial, y por una intensa pugna entre potencias por el dominio de mercados internacionales. Es la guerra interviniendo en (y resolviendo a su manera) problemas de mercados. ¿Alguna coincidencia con el momento actual?

Sin lugar a dudas, el capitalismo se asienta y re-estabiliza en/ y a partir de la violencia, sea esta monetaria, especulativa, estructural o militar. Dados estos poderosos “instrumentos operativos” de los cuales históricamente ha echado mano el sistema, no podemos ni debemos subestimar la capacidad del viejo capitalismo para “resetearse”, para reestablecer su frágil estabilidad.  Por ello, suena precipitado anunciar su pronto final.

Al menos por ahora, pareciera que una parte de estos “instrumentos operativos” clave del capitalismo global arriba citados, aunque están parcial y temporalmente agotados, aún pueden dinamizar ciertas “cosas”, ciertas “externalidades” como dicen los economistas.

Si bien es cierto que el problema fundamental del capitalismo global en estos momentos, es la incapacidad del sistema financiero especulativo para reconectarse con la esfera real de la economía, con esa dimensión real y concreta del trabajo productivo (la cual Wallerstein diferencia del supra-capitalismo al denominarle el “mercado”), el sistema puede echar mano de la violencia estructural (la quiebra en serie de numerosas empresas y del desempleo masivo; el masivo endeudamiento de economías nacionales en apuros a cambio de más privatización y más extractivismo de recursos naturales), así como también echar mano del ya mencionado pentagonismo, bajo la forma de despliegue del expansionismo militarista, en términos presupuestarios y de presencia operativa a través de bases y movilizaciones de tropas en múltiples regiones del mundo. 

Y en efecto, el acrecentamiento de ambos fenómenos está ya presente.  Solo en los EEUU la OIT reporta un número alarmante de personas que han perdido sus empleos formales en las últimas semanas (22 millones de trabajadores al 15 de abril del presente año) (4). Y esta entidad prevé que a nivel mundial los números de desempleo asciendan a más de un centenar de millones en los próximos meses.  

Pareciera que estamos a las puertas de un violento y creciente proceso de derrumbe de capitales de distinta magnitud (donde los medianos y pequeños sufrirán sin duda alguna la peor parte), en esta especie de “autofagia” o “canibalismo capitalista”.

¿Portaaviones o bitcoins?

Mientras tanto, el otro recurso estratégico e instrumento predilecto de salvataje del sistema (el pentagonismo), renueva en medio de la presente crisis su protagonismo, con el inicio de una movilización de gran escala de portaaviones y buques de guerra, diverso arsenal ofensivo de gran alcance, y tropas a lo largo y ancho de distintas regiones del mundo, incluyendo la frontera colombo-venezolana, el sureste asiático y el caribe latinoamericano.

De momento, aquí en nuestras vecindades, Venezuela es el pretexto inmediato para tal despliegue militarista.  El gobierno ruso ha elevado ante Washington su protesta (5). Irán y el Oriente Medio también son “puntos calientes”, y por muy “novedosas” que parezcan las aparentes “alianzas tácticas” entre Trump, Putin y el gobierno de China, la solidez de esta “entente” no pareciera estar garantizada, ante todo, por la agudización de la recesión económica, y ante los agudos antagonismos comerciales y geopolíticos entre estos bloques de poder antagónicos, el Euro-Asiático y el Occidental.

En estos momentos es muy difícil ser optimista, y menos sobre acuerdos (públicos o secretos), entre potencias que luchan abiertamente por agendas opuestas.  Occidente está en una grave situación. Su moneda histórica – el dólar- está en crisis terminal. La Fed y la banca internacional pueden intentar paliar la crisis lanzando –aún más- cantidades diluvianas de papel moneda (o peor aún, derivados financieros), pero eso solo será como apagar un incendio con gasolina.

Europa está muy limitada por si sola para liderar la gestión efectiva de la crisis internacional. ¿Transición hacia una moneda digital? ¿Con qué respaldo?  Esta no parece una salida realista, pues no soluciona el verdadero problema de fondo, que es la sobresaturación del sector financiero con valores ficticios (entre 20 y 40 trillones de dólares según calculan analistas especializados) (6), no resuelve el problema del enorme déficit fiscal de EEUU, calculado solo para este año en 3.8 billones de dólares adicionales, ascendiendo en total a la astronómica cifra de $ 984 billones (7), en camino de representar alrededor del 18.7 del PIB de EEUU, la tasa de déficit público más alta desde la Segunda Guerra Mundial (8), y más importante aún, una moneda digital tampoco resolvería la pronunciada desconexión del sector financiero-especulativo con el sector productivo.

En síntesis, Occidente, con todas las contradicciones internas de sus élites y sus diversos bloques de poder, nuevamente requiere de guerra, pero no de una guerra cualquiera. Como en 1914 y en 1939, requiere de un conflicto de grandes proporciones. Si no acuden a ese expediente tan extremo, parece que lo más seguro e inminente es la implementación del “shock estructural”, una medida igualmente desastrosa; dejar que la bancarrota en serie desplome numerosos sectores de la economía mundial, como ya está ocurriendo ahora en numerosos países con el sector del turismo, restaurantes, aerolíneas, hotelería y el mercado petrolero, entre muchos otros segmentos.

De cualquier forma, el capitalismo neoliberal no pierde. Como dice el profesor Chossudovsky, “la evidencia ampliamente confirma que el neoliberalismo no ha sido derrotado. Es totalmente lo opuesto”. Lo que se viene, según su perspectiva, es una virtual reprivatización (por la vía del re-endeudamiento masivo ante el FMI/BM), pero esta vez de mayor escala. Es lo que él denomina “del ajuste estructural al ajuste global” (9).

Por todo ello, inquieta saber si el actual confinamiento planetario al cual se somete a gran parte de la humanidad, tiene únicamente como principales objetivos, el evitar levantamientos masivos ante la quiebra en cadena de empresas de toda escala, el desempleo y el hambre rampante, “arrodillar” a gobiernos y empresas privadas ante la banca internacional prestamista, o si, además, se trata de prepararnos para otros eventos de gran magnitud, como podría ser, un “ataque nuclear preventivo”.

Notas:

  1. El artículo en mención fue publicado en 1999 en “El Nuevo Diario”, Nicaragua.

  1. Este texto fue publicado el 23/06/2008 y lleva por título “Globafascistización: un concepto nuevo para un problema viejo”. Puede consultarse en el siguiente enlace virtual; https://www.alainet.org/es/active/24868

  1. IMF Projects Global Economy in 2020 to Contract by Mere 3 %. Is this a joke?; Peter Koening, Global Research, April, 15 2020. https://www.globalresearch.ca/imf-projects-global-economy-2020-contract-3/5709691

  1. “Más de 22 millones de trabajadores estadounidenses solicitan prestaciones por desempleo en solo cuatro semanas”. Democracia Ahora; 16/04/2020: https://www.democracynow.org/es/2020/4/16/titulares

  1. Moscú (Sputnik): “El Ministerio de Asuntos Exteriores de Rusia rechazó el bloqueo que impuso Estados Unidos a Venezuela bajo el pretexto de operaciones antidrogas. 14.04.2020.

  1. Understanding Great Recessiones. The Dynamics of Epic Recession” (Part 1): Dr. Jack Rasmus; Global Research, April 13, 2020.

  1. “All levels of goverments habe been precipitated into a debt stranglehold. The debt cannot be rapaid. In the US, the federal déficit “has increased by 26 % to $ 984 billion for fiscal 2019, highest in 7 years”. And that is just de beginning”; “Towards A Ney World Order? The Global Debt Crisis and The Privatization of the State”; Prof. Michel Chossudovsky, Global Research, April 17, 2020 https://www.globalresearch.ca/towards-a-new-world-order-the-global-debt-crisis-and-the-privatization-of-the-state/5709755

  1. Democracy Now: Boletín del 15/04/2020:

  1. M. Chosudovsky, artículo citado.

 Sergio Barrios Escalante
Científico social e investigador. Editor de la Revista virtual RafTulum.
     
https://www.alainet.org/es/articulo/206083

Del mismo autor:

Gates comparte su visión sobre la situación actual a causa del covid-19 y enumera qué hay que hacer para combatir la pandemia

Publicado RT, 24 abr 2020 10:17 GMT.-El filántropo opina que las innovaciones globales son clave en esta lucha y las divide en cinco categorías: tratamientos, vacunas, pruebas, seguimiento de contactos y políticas de apertura.

El cofundador de Microsoft, Bill Gates, señaló este jueves que ve la innovación global como la clave para limitar el daño causado por la pandemia de coronavirus, y compartió, en un artículo titulado 'La primera pandemia moderna', su punto de vista sobre la situación actual y sobre cómo el mundo puede acelerar estas innovaciones.

"Todos podemos trabajar juntos para aprender sobre la enfermedad y desarrollar herramientas para combatirla. Veo la innovación global como la clave para limitar el daño. Esto incluye innovaciones en pruebas, tratamientos, vacunas y políticas para limitar la propagación y minimizar el daño a las economías y al bienestar", declaró el empresario.

Tratamientos

"Si en la primavera de 2021 se puede volver a acudir a grandes eventos públicos, como partidos o conciertos en un estadio, será porque tenemos un tratamiento milagroso que hizo que las personas se sintieran seguras de volver a salir", indicó Gates.

Según el empresario, es necesario un tratamiento que sea el 95 % efectivo para que "las personas se sientan seguras en grandes reuniones públicas". "Si nuestros mejores tratamientos reducen las muertes en una cifra inferior al 95 %, aún necesitaremos una vacuna antes de poder volver a la normalidad", advirtió el filántropo.

El multimillonario enumeró una serie de tratamientos "potenciales" que pueden ayudar a combatir el coronavirus:

  • Recolectar sangre de pacientes que se han recuperado del covid-19 y administrar el plasma a las personas enfermas;
  • Identificar los anticuerpos producidos por el sistema inmunitario humano más efectivos contra el coronavirus;
  • El uso de antivirales, que evitan que el virus actúe o se reproduzca. El mejor candidato en esta categoría es actualmente el remdesivir, que fue creado para tratar el ébola;
  • El uso de moduladores del sistema inmunitario, que cambian la forma en que el cuerpo humano reacciona a un virus. Estos medicamentos serían más útiles para la enfermedad grave en etapa tardía.

Vacunas

"A falta de un tratamiento milagroso, con el que no podemos contar, la única forma de devolver el mundo adonde estaba antes de que apareciera el covid-19 es una vacuna altamente efectiva que prevenga la enfermedad", señaló Gates.
Bill Gates explica las investigaciones sobre el covid-19 y vaticina cuándo habrá una vacuna contra ese mal
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El empresario considera que las vacunas de ARN son muy prometedoras para combatir el coronavirus. Así, la primera vacuna que ha llegado a la fase de ensayos clínicos es una vacuna de ARN de la empresa Moderna.

Las vacunas de ARN son muy diferentes de las convencionales y permiten convertir el cuerpo en una "unidad de fabricación de vacunas", explicó Gates.

"Una vacuna contra la gripe, por ejemplo, contiene fragmentos del virus de la gripe que el sistema inmunitario de nuestro cuerpo aprende a atacar. Esto es lo que nos da inmunidad. Una vacuna de ARN, en lugar de inyectar fragmentos del virus, le da al cuerpo el código genético necesario para producir muchas copias de estos fragmentos. Cuando el sistema inmunitario ve los fragmentos virales, aprende a atacarlos", continuó el filántropo.

Gates mencionó también al menos cinco otras vacunas que utilizan otros enfoques para enseñar al sistema inmunitario a reconocer y atacar una infección viral y que ya están en desarrollo.

En cuanto a plazos, el empresario predijo que la vacuna estará lista en 18 meses, aunque "podría estarlo en solo nueve meses o en unos dos años". Además, Gates prometió que una vez que la vacuna esté lista él y sus socios se asegurarán de que esté disponible "incluso en países de bajos ingresos".

Pruebas

"Los países que reaccionaron rápidamente para realizar muchas pruebas y [ordenar] aislamientos evitaron la infección a gran escala", señaló Gates, aseverando que "las pruebas son cruciales para controlar la enfermedad y comenzar a reabrir la economía".

Además de hacer el máximo de test posibles, es necesario también priorizar las pruebas en las personas adecuadas. "Por ejemplo, los trabajadores de la salud deberían poder obtener una indicación inmediata de si están infectados para saber si deben seguir trabajando", explicó el empresario.

Asimismo, las personas sin síntomas no deben hacerse la prueba hasta que haya suficientes pruebas para todas las personas con síntomas, según Gates.

Hasta la fecha, todas las pruebas para el nuevo coronavirus implican tomar una muestra nasal con un hisopo y procesarla en una máquina de reacción en cadena de polimerasa (PCR). Sin embargo, la fundación de Gates invirtió en investigaciones que demuestran que cuando los pacientes se extraen las muestras ellos mismos los resultados son tan precisos como si la extracción la hubiera hecho el propio médico.

"Este enfoque es más rápido, protege a los trabajadores de la salud del riesgo de exposición y debe permitir que los reguladores aprueben que se pueden tomar muestras en prácticamente cualquier lugar en vez de solo en un centro médico", subrayó Gates.

Además, ahora se está desarrollando otro tipo de prueba, llamada 'prueba de diagnóstico rápido' (RDT). En este caso, un posible infectado también tendrá que extraerse muestras nasales, pero en lugar de enviarlas a un centro de procesamiento las colocará en un recipiente para líquidos y luego verterá ese líquido en una tira de papel que cambiará de color si detecta el virus. De acuerdo con Gates, este tipo de prueba puede estar ya disponible dentro de unos pocos meses.

Seguimiento de contactos

De acuerdo con Gates, lo ideal para poder detener la propagación del virus es tener la posibilidad de obtener rápidamente una lista de las personas que estuvieron en contacto cercano con un individuo que ha dado positivo al coronavirus.

El empresario cree que la mayoría de los países seguirá eventualmente el ejemplo de Alemania, donde, si alguien da positivo por el covid-19, los médicos tienen la obligación legal de informar al respecto a las autoridades sanitarias y deben proporcionar todos sus datos personales, incluidos nombre, dirección y número de teléfono, para que los oficiales contacten con esa persona y se aseguren de que se aislará.

Después, las autoridades comienzan el proceso de búsqueda de contactos, mediante una entrevista con el infectado, para pedirles que también se autoaíslen y se hagan una prueba.

Al mismo tiempo, Gates subrayó que es muy importante que todos los que hacen este trabajo estén "debidamente capacitados" y sean capaces de mantener toda la información en privado.

Apertura de los países

Gates elogió los esfuerzos de la mayoría de los países para frenar la propagación del coronavirus, subrayando que ordenar el cierre completo era una medida necesaria. "A medida que nos acercamos al verano, algunos lugares que mantienen un cambio de comportamiento experimentarán una disminución exponencial", aseguró el filántropo.

Al mismo tiempo, el empresario pronostica que la mayoría de los países desarrollados comenzarán a reabrirse en los próximos dos meses. No obstante, en este periodo todavía no será posible volver completamente a la vida normal.

"La gente puede salir, pero no con tanta frecuencia, y no a lugares concurridos. [...] Las escuelas están abiertas, pero no se puede llenar un estadio con 70.000 personas", predijo el filántropo.

Gates sugirió que las reglas sobre lo que está permitido deben cambiar gradualmente. "El principio básico debe ser permitir actividades que tengan un gran beneficio para la economía o el bienestar humano, pero que presenten un pequeño riesgo de infección", dijo el empresario, al tiempo que aseveró que la apertura de los centros educativos debería ser la prioridad.

"Mi esposa y yo crecimos aprendiendo que la Segunda Guerra Mundial fue el momento decisivo de la generación de nuestros padres. De manera similar, la pandemia del covid-19, la primera pandemia moderna, definirá esta era. Nadie que viva esta pandemia la olvidará. Y es imposible exagerar el dolor que las personas sienten ahora y seguirán sintiendo en los años venideros", concluyó Gates, subrayando que cuando esto termine los políticos deberán asegurarse de que, a medida que los países se abren, "la recuperación no hace que la desigualdad sea peor de lo que ya es".
 

EJERCICIO ACADEMICO:

Teniendo presentes las tesis expuestas anteriormente por expertos internacionales ¿Cuáles serían los espacios posibles para la acción viable en materias de Seguridad y Defensa de Venezuela que podrían proponer las potencias internacionales y por qué cada uno de ellos? ¿qué acciones en esas dos materias propondría Usted para Venezuela? Las respuestas pueden darlas en el Blog o enviarla por correo o colocarla en el grupo whatsaap.

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