- «Estamos ante otro fallo masivo y colosal del capitalismo». Noam Chomsky
- La pandemia no es el fin del capitalismo. Marco A. Gandásegui h.
- Silicon Valley y el Virus. Deepti Bharthur
- “Globafascistización” en marcha” (I) Sergio Barrios Escalante
- Bill Gates comparte su visión sobre la situación actual a causa del covid-19
«Estamos ante otro fallo masivo y colosal del
capitalismo»
Por Noam Chomsky
24/04/2020
Para el filósofo y lingüista Noam Chomsky, la primera gran lección de la
actual pandemia es que estamos ante “otro fallo masivo y colosal de la versión
neoliberal del capitalismo”, que en el caso de Estados Unidos está agravado por
la naturaleza de los “bufones sociópatas que manejan el Gobierno” liderado por
Donald Trump.
Desde su casa de Tucson (Arizona) y lejos de su despacho en el Instituto
Tecnológico de Massachusetts (MIT), desde el que cambió para siempre el campo
de la lingüística, Chomsky repasa en una entrevista con Efe las consecuencias
de un virus que deja claro que los gobiernos están siendo “el problema y no la
solución”.
— ¿Qué lecciones positivas podemos
extraer de la pandemia?
—La primera lección es que estamos ante otro fallo masivo y colosal de
la versión neoliberal del capitalismo. Si no aprendemos eso, la próxima vez que
pase algo parecido va a ser peor. Es obvio después de lo que ocurrió tras la
epidemia del SARS en 2003. Los científicos sabían que vendrían otras pandemias,
probablemente de la variedad del coronavirus. Hubiese sido posible prepararse
en aquel punto y abordarlo como se hace con la gripe. Pero no se ha hecho.
Las farmacéuticas tenían recursos y son superricas, pero no lo hacen
porque los mercados dicen que no hay beneficios en prepararse para una
catástrofe a la vuelta de la esquina. Y luego viene el martillo neoliberal. Los
Gobiernos no pueden hacer nada. Están siendo el problema y no la solución.
Estados Unidos es una catástrofe por el juego que se traen en
Washington. Saben cómo culpar a todo el mundo excepto a ellos mismos, a pesar
de que son los responsables. Somos ahora el epicentro, en un país que es tan
disfuncional que ni siquiera puede proveer de información sobre la infección a
la Organización Mundial de la Salud (OMS).
—¿Qué opina de la gestión de la administración Trump?
—La manera en la que esto se ha desarrollado es surrealista. En febrero
la pandemia estaba ya haciendo estragos, todo el mundo en Estados Unidos lo
reconocía. Justo en febrero, Trump presenta unos presupuestos que merece la
pena mirar. Recortes en el Centro de Prevención y Control de Enfermedades y en
otras partes relacionadas con la salud. Hizo recortes en medio de una pandemia
e incrementó la financiación de las industrias de energía fósil, el gasto
militar, el famoso muro…
Todo eso te dice algo de la naturaleza de los bufones sociópatas que
manejan el Gobierno y que el país está sufriendo. Ahora buscan desesperadamente
culpar a alguien. Culpan a China, a la OMS… y lo que han hecho con la OMS es
realmente criminal. ¿Dejar de financiarla? ¿Qué significa eso? La OMS trabaja
en todo el mundo, principalmente en países pobres, con temas relacionados con
la diarrea, la maternidad… ¿Entonces qué están diciendo? “Vale, matemos a un
montón de gente en el sur porque quizás eso nos ayude con nuestras perspectivas
electorales”. Eso es un mundo de sociópatas.
—Trump empezó negando la crisis, dijo incluso que era un bulo demócrata…
¿Puede ser esta la primera vez que a Trump le han vencido los hechos?
—A Trump hay que concederle un mérito… Es probablemente el hombre más
seguro de sí mismo que ha existido nunca. Es capaz de sostener un cartel que
dice “os amo, soy vuestro salvador, confiad en mí porque trabajo día y noche
para vosotros” y con la otra mano apuñalarte en la espalda. Es así cómo se
relaciona con sus votantes, que lo adoran independientemente de lo que haga. Y
recibe ayuda por un fenómeno mediático conformado por Fox News, Rush Limbaugh,
Breitbart… que son los únicos medios que miran los republicanos.
Si Trump dice un día “es solo una gripe, olvidaos de ella”, ellos dirán
que sí, que es una gripe y que hay que olvidarse. Si al día siguiente dice que
es una pandemia terrible y que él fue el primero en darse cuenta, lo gritarán
al unísono y dirán que es la mejor persona de la historia.
A la vez, él mismo mira Fox News por las mañanas y decide qué se supone
que tiene que decir. Es un fenómeno asombroso. Rupert Murdoch, Limbaugh y los
sociópatas de la Casa Blanca están llevando el país a la destrucción.
—¿Puede esta pandemia cambiar la manera en la que nos relacionamos con
la naturaleza?
—Eso depende de la gente joven. Depende de cómo la población mundial
reaccione. Esto nos podría llevar a estados altamente autoritarios y represivos
que expandan el manual neoliberal incluso más que ahora. Recuerde: la clase
capitalista no cede. Piden más financiación para los combustibles fósiles,
destruyen las regulaciones que ofrecen algo de protección… En medio de la
pandemia en EE.UU. se han eliminado normas que restringían la emisión de
mercurio y otros contaminantes… Eso significa matar a más niños
estadounidenses, destruir el medio ambiente. No paran. Y si no hay
contrafuerzas, es el mundo que nos quedará.
—¿Cómo queda el mapa de poder en términos geopolíticos despúes de la
pandemia?
—Lo que está pasando a nivel internacional es bastante chocante. Está
eso que llaman la Unión Europea. Escuchamos la palabra “unión”. Vale, mira
Alemania, que está gestionando la crisis muy bien… En Italia la crisis es
aguda… ¿Están recibiendo ayuda de Alemania? Afortunadamente están recibiendo
ayuda, pero de una “superpotencia” como Cuba, que está mandando médicos. O
China, que envía material y ayuda. Pero no reciben asistencia de los países
ricos de la Unión Europea. Eso dice algo…
El único país que ha demostrado un internacionalismo genuino ha sido
Cuba, que ha estado siempre bajo estrangulación económica por parte de EE.UU. y
por algún milagro han sobrevivido para seguir mostrándole al mundo lo que es el
internacionalismo. Pero esto no lo puedes decir en EE.UU. porque lo que has de
hacer es culparles de violaciones de los derechos humanos. De hecho, las peores
violaciones de derechos humanos tienen lugar al sudeste de Cuba, en un lugar
llamado Guantánamo que Estados Unidos tomó a punta de pistola y se niega a
devolver.
Una persona educada y obediente se supone que tiene que culpar a China,
invocar el “peligro amarillo” y decir que los chinos vienen a destruirnos, nosotros
somos maravillosos.
Hay una llamada al internacionalismo progresista con la coalición que
empezó Bernie Sanders en Estados Unidos o Varoufakis en Europa. Traen elementos
progresistas para contrarrestar el movimiento reaccionario que se ha forjado desde
la Casa Blanca (…) de la mano de Estados brutales de Oriente Medio, Israel (…)
o con gente como Orban o Salvini, cuyo disfrute en la vida es asegurarse de que
la gente que huye desesperadamente de África se ahoga en el Mediterráneo.
Pones todo ese “reaccionarismo” internacional en un lado y la pregunta
es… ¿serán contrarrestados? Y solo veo esperanza en lo que ha construido Bernie
Sanders.
—Que ha perdido…
—Se dice comúnmente que la campaña de Sanders fue un fracaso. Pero eso
es un error total. Ha sido un enorme éxito. Sanders ha conseguido cambiar el
ámbito de la discusión y la política y cosas muy importantes que no se podían
mencionar hace un par de años ahora están en el centro de discusión, como el
Green New Deal, esencial para la supervivencia.
No le han financiado los ricos, no ha tenido apoyo de los medios… El
aparato del partido ha tenido que manipular para evitar que ganase la
nominación. De la misma manera que en Reino Unido el ala derecha del Partido
Laborista ha destruido a Corbyn, que estaba democratizando el partido en una
manera que no podían soportar.
Estaban dispuestos hasta a perder las elecciones. Hemos visto mucho de
eso en EE.UU., pero el movimiento permanece. Es popular. Está creciendo, son
nuevos… Hay movimientos comparables en Europa, pueden marcar la diferencia.
—¿Qué cree que pasará con la globalización tal y como la conocemos?
—No hay nada malo con la globalización. Está bien ir de viaje a España,
por ejemplo. La pregunta es qué forma de globalización. La que se ha desarrollado
ha sido bajo el neoliberalismo. Es la que han diseñado. Ha enriquecido a los
más ricos y existe un enorme poder en manos de corporaciones y monopolios.
También ha llevado a una forma muy frágil de economía, basada en un modelo de
negocio de la eficiencia, haciendo las cosas al menor costo posible. Ese
razonamiento te lleva a que los hospitales no tengan ciertas cosas porque no
son eficientes, por ejemplo.
Ahora el frágil sistema construido está colapsando porque no puede
lidiar con algo que ha salido mal. Cuando diseñas un sistema frágil y
centralizas la manufacturación y la producción solo en un lugar como China…
Mira Apple. Hace enormes beneficios, de los que pocos se quedan en China o en
Taiwán. La mayor parte de su negocio va a parar a donde probablemente han
puesto una oficina del tamaño de mi estudio, en Irlanda, para pagar pocos
impuestos en un paraíso fiscal.
¿Cómo es que pueden esconder dinero en paraísos fiscales? ¿Es eso parte
de la ley natural? No. De hecho en Estados Unidos, hasta Reagan, era algo
ilegal. Igual que las compraventas de acciones. (…) ¿Eran necesarias? Lo
legalizó Reagan.
Todo ha sido diseñado, son decisiones… que tienen consecuencias que
hemos visto a lo largo de los años y una de las razones por las que encuentras
lo que se ha mal llamado “populismo”. Mucha gente estaba enfadada, resentida y
odiaba al gobierno de forma justificada. Eso ha sido un terreno fértil para
demagogos que podían decir: soy tu salvador y los inmigrantes esto y lo otro.
—¿Cree que, tras la pandemia, Estados Unidos estará más cerca de una
sanidad universal y gratuita?
—Es muy interesante ver esa discusión. Los programas de Sanders, por
ejemplo, sanidad universal, tasas universitarias gratuitas… Lo critican en todo
el espectro -ideológico-. Las críticas más interesantes vienen de la izquierda.
Los columnistas más liberales del New York Times, CNN y todos ellos… Dicen que
son buenas ideas, pero no para los estadounidenses.
La sanidad universal está en todas partes. En toda Europa de una forma u
otra. En países pobres como Brasil, México… ¿Y la educación universitaria
gratuita? En todas partes… Finlandia, Alemania, México… en todos lados. Así que
lo que dicen los críticos en la izquierda es que Estados Unidos es una sociedad
tan atrasada que no se puede poner a la altura del resto del mundo. Y te dice
bastante de la naturaleza, la cultura y de la sociedad.
La pandemia no es el fin del capitalismo
Marco A. Gandásegui h.
La pandemia del coronavirus no es el fin del mundo. Tampoco es el fin de
la historia. No podemos decir que la pandemia liquidará el capitalismo. Hay
muchos pensadores que postulan estos desenlaces pensando en los terribles
sufrimientos que el coronavirus le está causando a la humanidad. A pesar de
ello, el mundo seguirá su camino, sacudido y golpeado por la pandemia. Las
clases dominantes seguirán escribiendo su historia. El capitalismo aprovechará
esta crisis para reforzar sus puntos débiles y continuará haciendo estragos de
la naturaleza, así como de las mujeres y hombres que somete a su explotación.
El capitalismo, al igual que el capital, es una relación social. Es una
relación que siempre ha existido desde los tiempos en que se escribía sobre
piedra. Es a partir del siglo XVI (los viajes de Colón), sin embargo, que
comienza a consolidarse en algunas ciudades europeas. Los metales preciosos que
los españoles le extraen a las minas de América aceleran el comercio europeo
con el Oriente. El creciente intercambio les permite a los capitalistas de las
ciudades del occidente europeo acumular riquezas e invertir en nuevas empresas
en el siglo XVII. Surgen los reinos “absolutos” que concentran enormes riquezas
(para la época) y desatan guerras interminables para ampliar su poder sobre el
viejo continente. Al mismo tiempo compiten por materias primas y mercados en
todos los continentes, incluyendo América. Este crecimiento combinado es lo que
caracteriza el capitalismo.
De una decena de ciudades, distribuidas, sobre todo, en el norte de la
península italiana, se extiende el capital sin cesar para construir una red que
cubre la totalidad de la tierra en el siglo XXI. El capitalismo tiene una
característica muy peculiar que define su crecimiento. Es un crecimiento
desigual, dialéctico, y que crea relaciones de dependencia. La desigualdad consiste
en la distribución de las áreas productivas. El crecimiento capitalista es
impulsado por su capacidad de acumular riquezas. El sistema tiene un polo
dinámico capaz de generar nuevas áreas de producción (tecnología) que subordina
su periferia y le permite acumular más rápido. Arrighi sostenía que ese polo
dinámico (centro) fueron Holanda, Inglaterra y EEUU, sucesivamente en los
últimos cuatro siglos. En el siglo XXI el enorme poderío productivo y militar
de EEUU se ha debilitado y en su lugar emerge China, como nueva locomotora
industrial y financiera.
La aparición de EEUU como potencia hegemónica en el siglo XX transformó
el mundo, cambió las reglas, pero no acabó con el capitalismo. Todo lo
contrario, consolidó las relaciones sociales que le dan sustento al
capitalismo. Introdujo un cambio que incrementó exponencialmente la
productividad del trabajo humano (social) y les permitió a los capitalistas
acumular nuevas riquezas antes inimaginables. Al igual que en el siglo
XVII y los subsiguientes este ‘progreso’ capitalista se dio en el marco de
guerras interminables. ¿A qué se debe la declinación de una potencia hegemónica
en el sistema mundo capitalista? No son las pandemias. La historia registra
todo tipo de epidemias horribles en el transcurso del último medio milenio. No
causaron cambios de época ni el derrumbe del capitalismo.
El capitalismo sólo desaparecerá cuando las relaciones sociales que la
sustentan se disuelvan. Es decir, cuando las luchas de los trabajadores y sus
salarios no les permitan a los capitalistas acumular. Por ejemplo, en EEUU se
le paga a un obrero no calificado US$15 la hora. Según los capitalistas
norteamericanos esa remuneración no les permite apropiarse de un excedente.
Dejaron de pelear con las organizaciones laborales para bajar los salarios y
optaron por trasladar (‘externalizar’) las enormes plantas industriales a
China. Las industrias norteamericanas de acero, farmacéuticas,
automovilísticas, químicas y muchas otras reaparecieron por toda la geografía
oriental de China. El salario de los trabajadores chinos es una fracción de lo
que se paga en EEUU. Con el cambio los capitalistas norteamericanos volvieron a
captar enormes excedentes.
La pandemia ha golpeado muy fuerte a EEUU. Sus gobernantes (con el
magnate y presidente Trump a la cabeza) dicen que tienen que reconstruir su
industria que fue ‘externalizada’. Aparentemente, se percataron cuan
vulnerables son sin una base material. Pero no será una tarea fácil. Si los
trabajadores desempleados, cuyos sindicatos fueron destruidos, son nuevamente
reclutados, se reagruparán para exigir los salarios que los capitalistas no
pueden pagar. En esa contradicción insalvable, surgirá China como potencia
hegemónica. No es el fin del capitalismo. Los líderes en Pekín lo llaman
‘socialismo de mercado’.
16 de abril de 2020
- Marco A. Gandásegui, hijo, es profesor de Sociología de la Universidad
de Panamá e investigador asociado del Centro de Estudios Latinoamericanos Justo
Arosemena (CELA)
https://marcogandasegui19.blogspot.com/
www.salacela.net
https://www.alainet.org/es/articulo/206100
Silicon Valley y el Virus
Deepti Bharthur
La crisis de Covid-19 ha permitido a la Gran
Tecnología alejarse del estrépito regulatorio que la rodea desde hace un
tiempo.
El año 2019 fue el año del "primer gran
conflicto tecnológico", cuando los reguladores empezaron a rechazar las
tendencias de la gran tecnología de devorarse el planeta y lanzaron
investigaciones antimonopolio; cuando los usuarios exigieron una mayor responsabilidad
de las plataformas de medios sociales respecto a sus normas arbitrarias de
gestión de contenidos; cuando un candidato presidencial de los Estados Unidos
basó, en gran parte, su agenda de campaña en la propuesta de fragmentar
Facebook; y cuando el capitalismo de vigilancia se convirtió en un término
omnipresente en el lenguaje común.
Y luego vino la gran enfermedad, que se extendió
por todo el paisaje y las cosas tomaron un giro diferente.
Así es como uno se imagina que los historiadores en
un futuro lejano podrían narrar el período actual en la política tecnológica.
Tal vez con algo menos de floritura.
La crisis de Covid-19 ha presentado a Silicon
Valley y a sus homólogos de todo el mundo una sobresaliente oportunidad de
rebrote, una sólida chance de reescribir la empañada retórica filtrada
inconvenientemente en una narrativa otrora célebre de innovación y disrupción
positiva. Olvídese del extractivismo de datos sin restricciones, las
actividades anticompetitivas desenfrenadas, las innumerables injusticias
cometidas contra los trabajadores de las plataformas. Dirija su atención en
cambio a las herramientas de secuenciación
metagenómica impulsadas por las divisiones filantrópicas de Facebook y
Microsoft para rastrear las infecciones por Covid en Vietnam y Camboya;
los 100.000 nuevos trabajadores que Amazon
ha contratado, junto con los aumentos salariales para sus trabajadores de almacén; el
streaming gratuito de Amazon Prime para los niños; y el apoyo de Alphabet a los esfuerzos de testeo de virus por
parte del gobierno de los Estados Unidos.
Como señala Steven Levy en su artículo para Wired, lo que estamos
presenciando es un "deus ex máquina" en el que "mientras que las
fechorías de Big Tech son todavía evidentes, sus acciones actuales ahora nos
importan más".
La pandemia del Covid-19 ha desatado una crisis de
salud pública mundial sin precedentes. Los sistemas y las cadenas de suministro
se enfrentan a rupturas brutales. El mundo se encuentra paralizado en cuestión
de días, con individuos y comunidades aislados y desvinculados indefinidamente.
Los líderes elegidos en todas las naciones se enfrentan a las lamentables
insuficiencias del magro y mezquino aparato estatal neoliberal por el que han
trabajado tan meticulosamente durante décadas.
¿A quién recurrimos ahora para evitar que las
ruedas del motor del mundo se detengan? ¿Para mantenernos trabajando,
comprando, comiendo y haciendo ejercicio? ¿Para mantenernos informados,
conectados e incluso entretenidos mientras nos refugiamos y aguardamos el mayor
bloqueo del mundo? No es de extrañar que, mientras todos nosotros nos
deslizamos a tientas hacia una apariencia de normalidad, no podamos evitar
agarrar con ambas manos las herramientas que ofrecen empresas como Amazon,
Google, Netflix, Facebook, y ahora cada vez más Zoom, la tecnología de
videoconferencia a distancia que se ha convertido rápidamente en la tecnología
de vanguardia del momento, cuando millones de personas empiezan a trabajar
desde sus hogares.
Pero esto no termina ahí. Al igual que nosotros,
nuestros gobiernos también buscan la ayuda de estas empresas en estos tiempos
difíciles. En la primera línea de la crisis de Covid, sólo un paso por detrás
de la comunidad sanitaria, es donde encontramos a la Big Tech (las grandes
empresas tecnológicas). Vemos como titanes de la industria como Bill Gates,
Mark Zuckerberg y Jack Ma hacen promesas tranquilizadoras a la comunidad
mundial - desde actos generosos de filantropía dirigidos a las pequeñas
empresas, intensificación de la producción y
entrega de suministros médicos cruciales como máscaras y kits de pruebas hasta la creación de un acelerador dedicado a los esfuerzos de
investigación y desarrollo de una vacuna. Incluso plataformas regionales como
Gojek de Indonesia y Zomato de la India se han comprometido a crear fondos de financiación social para apoyar a sus trabajadores,
comerciantes y socios. Para fomentar las transacciones a distancia, las
plataformas y empresas tecno-financieras han empezado a ofrecer productos y
servicios gratuitos y con descuentos.
Invirtiendo la narración
El actual entorno mundial ha hecho posible que los
actores de la economía digital se reconfiguren de forma positiva y se alejen
del estrépito normativo que los rodea desde hace tiempo. Pero lo más importante
es que han reforzado su importancia crítica para la economía mundial. Al final,
su dominio sobre el mundo puede ser más fuerte que nunca.
Consideremos el caso de China, el primer epicentro
del brote del coronavirus. De manera muy similar a la forma en que la epidemia
de SARS de 2003 catalizó la adopción masiva del comercio electrónico en China,
la pandemia de Covid ha catapultado a mayores alturas a las superplataformas del país, como DiDi, JD, Alibaba
y Tencent. La demanda de comestibles y entrega de alimentos, servicios de
telemedicina, herramientas de trabajo a distancia y juegos en línea se disparó
en febrero cuando el brote estaba en su punto más alto en la región. De hecho,
el incremento de captación de las plataformas observado durante el
confinamiento podría ampliar las ventas de comercio electrónico en China a más
del 50% de todas las ventas al por menor a finales de 2021, superando las
ventas fuera de línea en un par de años.
No debería sorprender que con los esfuerzos
mundiales encaminados a aplanar la curva, el comercio electrónico y las
plataformas de entrega hayan hecho posible y eficaz el distanciamiento social
en los densos núcleos urbanos al anular en gran medida la necesidad de viajar y
el contacto con la comunidad. Por ello, cuando la India, la segunda nación más
poblada del mundo, impuso un "cierre total" de 21 días el 23 de
marzo, una de las primeras medidas del gobierno fue categorizar al comercio
electrónico como un servicio esencial, abarcando plataformas populares de
entrega de alimentos y de venta al por menor de comestibles como Zomato, Swiggy
y Big Basket, así como las plataformas generales de venta al por menor como
Flipkart y Amazon. Esto se hizo con miras a minimizar los movimientos para
compras esenciales en la medida de lo posible. Al día siguiente, las compañías
de telecomunicaciones tuvieron que pedir al gobierno que obligara a las
plataformas de VoD como Netflix, Amazon Prime y Youtube a reducir su calidad de
transmisión de HD a SD para evitar un estrés excesivo en el ancho de banda
cuando los indios comenzaron a quedarse en casa y a ver contenido de forma
compulsiva.
Nada de esto es motivo de celebración. Lo que estos
desarrollos indican no es un caso de reforma y arrepentimiento de la Big Tech.
En vez de eso, lo que estamos presenciando es probablemente sólo la punta del
iceberg de nuestra dependencia total de las poderosas corporaciones digitales.
Por otro lado, mientras que el resto de la economía
global cae en picada a un ritmo alarmante, las grandes empresas de tecnología
siguen en pie, sufriendo sólo pérdidas temporales. Incluso cuando las fortunas
de Wall Street han arrasado con casi 1,3 billones de dólares de la riqueza
de las mayores empresas tecnológicas - Apple, Microsoft, Amazon y Alphabet y Facebook - estas empresas
son también las que más dinero en efectivo poseen y tienen los bolsillos más
profundos; atributos que garantizarán su triunfo en un clima económico adverso
en el que los actores económicos menos resistentes se derrumbarán y morderán el
polvo. En un escenario en el que incluso las start-ups prometedoras se enfrentan a graves problemas por ingresos retrasados y
cancelados, tasas de despido inmanejables, reducción forzosa del personal y
disminución del interés de los inversores, un mercado tecnológico competitivo
puede muy bien convertirse en un cuento de fantasía, ya que la mayoría de los
actores más pequeños terminan cerrando o vendiendo a los actores más grandes
del ecosistema.
Otras empresas pioneras se beneficiarán al
capitalizar las nuevas propuestas de negocio creadas por el brote. Las
plataformas de colaboración a distancia gratuitas como Slack y Zoom han
experimentado un gran aumento en la aceptación por parte de los usuarios en las
últimas semanas. Las acciones de Zoom, de hecho, se han disparado hasta
alcanzar una valoración de 29.000 millones de dólares, ya que todo el mundo
-desde las universidades que tuvieron que cancelar abruptamente el semestre y
tomar cursos en línea, hasta los adolescentes que celebran fiestas de
cumpleaños a distancia- llega a confiar en la plataforma para conferenciar con múltiples
usuarios. Las plataformas de salud, bienestar y
teleterapia también están viendo un aumento de la demanda y podrían
experimentar un momento decisivo para el fenómeno de la "tecnología en la
salud".
Además, si las respuestas mal preparadas de los
gobiernos de todo el mundo a la situación del coronavirus han dejado claras las
agudas repercusiones del desmantelamiento del estado de bienestar, también han
arrojado luz sobre una verdad mayor y más insidiosa: en gran parte, las
empresas de tecnología son ahora los nuevos servicios públicos esenciales de
nuestros tiempos. Tendremos que confiar en ellas para seguir haciendo nuestro
trabajo, ir de un lugar a otro, mantener nuestras cadenas de suministro en
funcionamiento, acceder a los alimentos y a los productos esenciales, recibir
actualizaciones y servicios de salud críticos, permanecer informados, y quizás
satisfacer esa necesidad sentimental pero completamente humana de conectar con
los demás.
Lo que estamos presenciando es el surgimiento de un
ecosistema extra-institucional totalmente privado, que es enormemente poderoso
y al que se le confía cada vez más la determinación del curso del interés
público a través de decisiones ejecutivas. Así es como llegamos al estado
actual de cosas: donde las plataformas de llamadas para gestionar transporte
pueden interrumpir abruptamente los servicios y ahogar el sustento de miles de
conductores, las plataformas de comercio electrónico pueden dejar de prestar
servicios unilateralmente a los comerciantes que venden productos no esenciales
y liquidar sin querer a cientos de pequeñas empresas, nuestra esfera pública
puede ser censurada con excesivo celo por la IA en la búsqueda de información
errónea sobre Covid, y donde incluso las tecnologías de conferencias a
distancia que aparentemente salvan vidas pueden explotar nuestra necesidad y
extraer incesantemente datos sobre nuestro comportamiento "laboral".
Por supuesto, la sociedad civil y quienes militan
en el espacio de la política tecnológica han continuado estando atentos a estos
reveses y no han cedido terreno del todo. Un ejemplo notable de ello ha sido la
forma en que la mayor popularidad de Zoom en los últimos tiempos también ha
traído consigo un enfoque renovado y una aguda crítica de sus políticas de
privacidad y seguridad de los datos, incluso desde sectores significativos como
la oficina del Fiscal General de Nueva York. Dadas las numerosas preocupaciones
que se plantearon sobre sus prácticas en materia de datos, Zoom también adoptó
recientemente medidas para modificar su código a fin de dejar de enviar datos a
Facebook. Esas intervenciones seguirán siendo necesarias, incluso cuando no
exista una opción realista de excluirse del paradigma tecnológico actual y su
aparato.
Como sucede con los primeros motines, tal vez
nuestras rebeliones nacientes siempre estuvieron destinadas al fracaso. Los
historiadores probablemente estarían de acuerdo.
- Deepti Bharthur es investigadora asociada de IT for Change,
India.
Este artículo es parte de una serie sobre el
coronavirus y su impacto, publicada por Botpopuli
Traducción del inglés: Javier Tolcachier para la
revista Internet Ciudadana
https://www.alainet.org/es/articulo/206068
Sergio Barrios Escalante
Introducción
En octubre del año 1999 utilicé por vez primera el término “Globafascistización”,
en un artículo publicado en la prensa escrita en un país centroamericano (1),
texto que precisamente intitulé con ese concepto.
La síntesis de este escrito se relacionaba con el planteamiento de que,
en el siglo XXI, la única forma en la cual el neoliberalismo podría sostenerse,
sería a través del establecimiento de un régimen fascista de carácter global o
semi-planetario.
Este término creado a propósito del “nuevo desorden internacional”
post-1989, era una derivación lógica del análisis del curso que tomaría la
profundización del modelo económico neoliberal, brutal y deshumanizante, que a
partir de los años noventa, se mostraba alentado y envalentonado por la
extinción/desaparición del “mundo socialista” (la URSS y sus países satélites),
y propulsado por la agenda imperial que anunciaba el triunfo y establecimiento
sin contendientes de un orden hegemónico global centrado en los EEUU.
Varios años después, a raíz de las graves crisis financieras y
bursátiles de inicios del siglo XXI (la crisis de las Punto.com y la Enron),
y posteriormente, a partir de la crisis financiera de los años 2008-9 (la
crisis de las “hipotecas basura”), continué desarrollando la noción de “Globafascistización”,
a través de un segundo artículo, publicado esta vez en la revista Alainet (en
el año 2008), el cual puede ser consultado en sus archivos digitales (2).
En ese contexto general, el planteamiento central detrás del concepto de
“Globafascistización”, es que las crisis cada vez más profundas, recurrentes y
sistémicas del capitalismo neoliberal, son provocadas en gran medida por
el desenfreno especulativo del sistema financiero de EEUU y Occidente, en
acción articulada con esa modalidad de “Keynesianismo pentagonista”
(expansión ilimitada del gasto militar por todo el planeta), que a la postre
llevarían a la humanidad entera a un punto tal de ingobernabilidad, que este
modelo económico desquiciante y antisocial solo podría sostenerse en base a la
fuerza bruta, la represión institucionalizada, el autoritarismo y el control
social extremo.
La actual coyuntura mundial pareciera mostrar un panorama similar al
descrito hace 21 años a través del concepto arriba citado. Hoy el fenómeno de
las cada vez más recurrentes crisis financieras globales, en combinación con la
creciente militarización de la sociedad global no parece ser pasajera ni
circunstancial.
El propio Fidel Castro (por cierto, una singular mente brillante con la
cual era o es difícil compararse), en algunos de sus últimos artículos
publicados poco antes de su muerte, desde el reposado retiro en su hogar,
advirtió al mundo entero de la posibilidad de que el sistema sufriera un
repentino y brutal “Shock financiero global”, que pusiera en grave
peligro la existencia misma de la humanidad. Gracias a la internet esos
artículos también pueden ser consultados y revisados por los interesados.
Si Wall Street falla, ahí está la FED; si ambos fallan, ahí está el
Pentágono.
Todo indica que “está planificada destrucción de la economía global”
(según lo califica Peter Koening) (3), disfrazada u oportunistamente utilizada
a través de la pandemia, en realidad esconde un violento remezón a las
estructuras más sensibles del capitalismo global, que bien sabemos se incubó
mucho tiempo antes en la Fed y la banca internacional y no en Wuhan.
Como bien se sabe a partir del estudio de las experiencias históricas
del capitalismo central (ante todo anglo-norteamericano), en particular, en
base al análisis de las más importantes crisis sistémicas que el sistema ha
enfrentado al menos durante el último siglo, sucede que cuando el sistema
financiero no puede ya resolver sus propios problemas, como aquellos causados
por el estallido de las burbujas financieras que la compulsiva especulación
desenfrenada desata, el banco de la Reserva Federal (FED), acude en auxilio.
Por su infinita capacidad para emitir papel moneda la FED no puede
quebrar. Una de sus principales funciones es inyectar liquidez al mercado, y
ello incluye rescatar bancos y corporaciones en quiebra (en particular, las
entidades públicas o privadas de mayor peso e influencia política), ya sea a
través de bonos, préstamos de emergencia a muy bajo interés y mediante
garantías especiales, o a través de la emisión de “papelitos de colores”,
como Lenin solía llamar al papel moneda inorgánico, al papel moneda sin ningún
respaldo en algún valor real de aceptación general.
Si bien es cierto que estas operaciones económicas y financieras de
emergencia (o de “contención bomberil” si se quiere), en el largo plazo no
resuelven los problemas de fondo del sistema (la tendencia recurrente a la
desenfrenada especulación con valores ficticios, o a insolubles contradicciones
estructurales propias de la naturaleza inherente del capitalismo, relacionadas
con su modelo de acumulación y reproducción), en efecto, en el corto y mediano
plazo (al menos en “recesiones normales”), logran la reactivación parcial de
segmentos importantes de la economía.
La historia económica de los Estados Unidos y Europa Occidental nos
muestra que cuando la recesión es demasiado severa y se torna en una profunda
depresión (como la de 1929 y años subsiguientes), al punto que ni Wall Street
ni la FED pueden resolver, entonces aparece el Pentágono, para poner en marcha
la maquinaria de guerra como medio de reactivación de la economía.
De hecho, como bien se sabe y está plenamente estudiado y documentado,
las dos grandes guerras del siglo pasado estuvieron antecedidas por fuertes
problemas recesivos de la economía mundial, y por una intensa pugna entre
potencias por el dominio de mercados internacionales. Es la guerra
interviniendo en (y resolviendo a su manera) problemas de mercados. ¿Alguna
coincidencia con el momento actual?
Sin lugar a dudas, el capitalismo se asienta y re-estabiliza en/ y a
partir de la violencia, sea esta monetaria, especulativa, estructural o
militar. Dados estos poderosos “instrumentos operativos” de los cuales
históricamente ha echado mano el sistema, no podemos ni debemos subestimar la
capacidad del viejo capitalismo para “resetearse”, para reestablecer su
frágil estabilidad. Por ello, suena precipitado anunciar su pronto final.
Al menos por ahora, pareciera que una parte de estos “instrumentos
operativos” clave del capitalismo global arriba citados, aunque están parcial y
temporalmente agotados, aún pueden dinamizar ciertas “cosas”, ciertas
“externalidades” como dicen los economistas.
Si bien es cierto que el problema fundamental del capitalismo global en
estos momentos, es la incapacidad del sistema financiero especulativo para
reconectarse con la esfera real de la economía, con esa dimensión real y
concreta del trabajo productivo (la cual Wallerstein diferencia del
supra-capitalismo al denominarle el “mercado”), el sistema puede echar mano de
la violencia estructural (la quiebra en serie de numerosas empresas y
del desempleo masivo; el masivo endeudamiento de economías nacionales en apuros
a cambio de más privatización y más extractivismo de recursos naturales), así
como también echar mano del ya mencionado pentagonismo, bajo la forma de
despliegue del expansionismo militarista, en términos presupuestarios y de
presencia operativa a través de bases y movilizaciones de tropas en múltiples
regiones del mundo.
Y en efecto, el acrecentamiento de ambos fenómenos está ya presente.
Solo en los EEUU la OIT reporta un número alarmante de personas que han
perdido sus empleos formales en las últimas semanas (22 millones de
trabajadores al 15 de abril del presente año) (4). Y esta entidad prevé que a
nivel mundial los números de desempleo asciendan a más de un centenar de
millones en los próximos meses.
Pareciera que estamos a las puertas de un violento y creciente proceso
de derrumbe de capitales de distinta magnitud (donde los medianos y pequeños
sufrirán sin duda alguna la peor parte), en esta especie de “autofagia” o
“canibalismo capitalista”.
¿Portaaviones o bitcoins?
Mientras tanto, el otro recurso estratégico e instrumento predilecto de
salvataje del sistema (el pentagonismo), renueva en medio de la presente crisis
su protagonismo, con el inicio de una movilización de gran escala de
portaaviones y buques de guerra, diverso arsenal ofensivo de gran alcance, y
tropas a lo largo y ancho de distintas regiones del mundo, incluyendo la
frontera colombo-venezolana, el sureste asiático y el caribe latinoamericano.
De momento, aquí en nuestras vecindades, Venezuela es el pretexto
inmediato para tal despliegue militarista. El gobierno ruso ha elevado
ante Washington su protesta (5). Irán y el Oriente Medio también son “puntos
calientes”, y por muy “novedosas” que parezcan las aparentes “alianzas
tácticas” entre Trump, Putin y el gobierno de China, la solidez de esta
“entente” no pareciera estar garantizada, ante todo, por la agudización de la
recesión económica, y ante los agudos antagonismos comerciales y geopolíticos
entre estos bloques de poder antagónicos, el Euro-Asiático y el Occidental.
En estos momentos es muy difícil ser optimista, y menos sobre acuerdos
(públicos o secretos), entre potencias que luchan abiertamente por agendas
opuestas. Occidente está en una grave situación. Su moneda histórica – el
dólar- está en crisis terminal. La Fed y la banca internacional pueden intentar
paliar la crisis lanzando –aún más- cantidades diluvianas de papel moneda (o
peor aún, derivados financieros), pero eso solo será como apagar un incendio
con gasolina.
Europa está muy limitada por si sola para liderar la gestión efectiva de
la crisis internacional. ¿Transición hacia una moneda digital? ¿Con qué
respaldo? Esta no parece una salida realista, pues no soluciona el verdadero
problema de fondo, que es la sobresaturación del sector financiero con valores
ficticios (entre 20 y 40 trillones de dólares según calculan analistas
especializados) (6), no resuelve el problema del enorme déficit fiscal de EEUU,
calculado solo para este año en 3.8 billones de dólares adicionales,
ascendiendo en total a la astronómica cifra de $ 984 billones (7), en camino de
representar alrededor del 18.7 del PIB de EEUU, la tasa de déficit público más
alta desde la Segunda Guerra Mundial (8), y más importante aún, una moneda
digital tampoco resolvería la pronunciada desconexión del sector
financiero-especulativo con el sector productivo.
En síntesis, Occidente, con todas las contradicciones internas de sus
élites y sus diversos bloques de poder, nuevamente requiere de guerra, pero no
de una guerra cualquiera. Como en 1914 y en 1939, requiere de un conflicto de
grandes proporciones. Si no acuden a ese expediente tan extremo, parece que lo
más seguro e inminente es la implementación del “shock estructural”, una
medida igualmente desastrosa; dejar que la bancarrota en serie desplome
numerosos sectores de la economía mundial, como ya está ocurriendo ahora en
numerosos países con el sector del turismo, restaurantes, aerolíneas, hotelería
y el mercado petrolero, entre muchos otros segmentos.
De cualquier forma, el capitalismo neoliberal no pierde. Como dice el
profesor Chossudovsky, “la evidencia ampliamente confirma que el neoliberalismo
no ha sido derrotado. Es totalmente lo opuesto”. Lo que se viene, según su
perspectiva, es una virtual reprivatización (por la vía del re-endeudamiento
masivo ante el FMI/BM), pero esta vez de mayor escala. Es lo que él denomina “del
ajuste estructural al ajuste global” (9).
Por todo ello, inquieta saber si el actual confinamiento planetario al
cual se somete a gran parte de la humanidad, tiene únicamente como principales
objetivos, el evitar levantamientos masivos ante la quiebra en cadena de
empresas de toda escala, el desempleo y el hambre rampante, “arrodillar” a
gobiernos y empresas privadas ante la banca internacional prestamista, o si,
además, se trata de prepararnos para otros eventos de gran magnitud, como
podría ser, un “ataque nuclear preventivo”.
Notas:
- El artículo en mención fue publicado en 1999 en “El Nuevo Diario”, Nicaragua.
- Este texto fue publicado el 23/06/2008 y lleva por título “Globafascistización: un concepto nuevo para un problema viejo”. Puede consultarse en el siguiente enlace virtual; https://www.alainet.org/es/active/24868
- “IMF Projects Global Economy in 2020 to Contract by Mere 3 %. Is this a joke?; Peter Koening, Global Research, April, 15 2020. https://www.globalresearch.ca/imf-projects-global-economy-2020-contract-3/5709691
- “Más de 22 millones de trabajadores estadounidenses solicitan prestaciones por desempleo en solo cuatro semanas”. Democracia Ahora; 16/04/2020: https://www.democracynow.org/es/2020/4/16/titulares
- Moscú (Sputnik): “El Ministerio de Asuntos Exteriores de Rusia rechazó el bloqueo que impuso Estados Unidos a Venezuela bajo el pretexto de operaciones antidrogas. 14.04.2020.
- “Understanding Great Recessiones. The Dynamics of Epic Recession” (Part 1): Dr. Jack Rasmus; Global Research, April 13, 2020.
- “All levels of goverments habe been precipitated into a debt stranglehold. The debt cannot be rapaid. In the US, the federal déficit “has increased by 26 % to $ 984 billion for fiscal 2019, highest in 7 years”. And that is just de beginning”; “Towards A Ney World Order? The Global Debt Crisis and The Privatization of the State”; Prof. Michel Chossudovsky, Global Research, April 17, 2020 https://www.globalresearch.ca/towards-a-new-world-order-the-global-debt-crisis-and-the-privatization-of-the-state/5709755
- Democracy Now: Boletín del 15/04/2020:
- M. Chosudovsky, artículo citado.
Sergio Barrios Escalante
Científico social e investigador. Editor de la Revista virtual RafTulum.
https://www.alainet.org/es/articulo/206083
Del mismo autor:
- “Globafascistización” en marcha” (I) 22/04/2020
- Las pandemias de la globalización neoliberal 17/03/2020
- Chile: la respuesta esquizofrénica del Estado 22/01/2020
- Trump y el derrocamiento de Evo Morales: ¿vínculos directos? 20/11/2019
- “América Latina: 500 Años de apertura sin desarrollo” 24/10/2019
- Guatemala sitiada por la corrupción y el narco-Estado 18/09/2019
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Gates comparte su visión sobre la situación actual a causa del covid-19
y enumera qué hay que hacer para combatir la pandemia
Publicado RT, 24 abr 2020 10:17 GMT.-El filántropo opina que las
innovaciones globales son clave en esta lucha y las divide en cinco categorías:
tratamientos, vacunas, pruebas, seguimiento de contactos y políticas de
apertura.
El cofundador de Microsoft, Bill Gates, señaló este jueves que ve la
innovación global como la clave para limitar el daño causado por la pandemia de
coronavirus, y compartió, en un artículo titulado 'La primera pandemia
moderna', su punto de vista sobre la situación actual y sobre cómo el mundo
puede acelerar estas innovaciones.
"Todos podemos trabajar juntos para aprender sobre la enfermedad y
desarrollar herramientas para combatirla. Veo la innovación global como la
clave para limitar el daño. Esto incluye innovaciones en pruebas, tratamientos,
vacunas y políticas para limitar la propagación y minimizar el daño a las
economías y al bienestar", declaró el empresario.
Tratamientos
"Si en la primavera de 2021 se puede volver a acudir a grandes
eventos públicos, como partidos o conciertos en un estadio, será porque tenemos
un tratamiento milagroso que hizo que las personas se sintieran seguras de
volver a salir", indicó Gates.
Según el empresario, es necesario un tratamiento que sea el 95 %
efectivo para que "las personas se sientan seguras en grandes reuniones
públicas". "Si nuestros mejores tratamientos reducen las muertes en
una cifra inferior al 95 %, aún necesitaremos una vacuna antes de poder volver
a la normalidad", advirtió el filántropo.
El multimillonario enumeró una serie de tratamientos
"potenciales" que pueden ayudar a combatir el coronavirus:
- Recolectar sangre de pacientes que se han recuperado del covid-19 y administrar el plasma a las personas enfermas;
- Identificar los anticuerpos producidos por el sistema inmunitario humano más efectivos contra el coronavirus;
- El uso de antivirales, que evitan que el virus actúe o se reproduzca. El mejor candidato en esta categoría es actualmente el remdesivir, que fue creado para tratar el ébola;
- El uso de moduladores del sistema inmunitario, que cambian la forma en que el cuerpo humano reacciona a un virus. Estos medicamentos serían más útiles para la enfermedad grave en etapa tardía.
Vacunas
"A falta de un tratamiento milagroso, con el que no podemos contar,
la única forma de devolver el mundo adonde estaba antes de que apareciera el
covid-19 es una vacuna altamente efectiva que prevenga la enfermedad",
señaló Gates.
Bill Gates explica las investigaciones sobre el covid-19 y vaticina
cuándo habrá una vacuna contra ese mal
Bill Gates explica las investigaciones sobre el covid-19 y vaticina
cuándo habrá una vacuna contra ese mal
El empresario considera que las vacunas de ARN son muy prometedoras para
combatir el coronavirus. Así, la primera vacuna que ha llegado a la fase de
ensayos clínicos es una vacuna de ARN de la empresa Moderna.
Las vacunas de ARN son muy diferentes de las convencionales y permiten
convertir el cuerpo en una "unidad de fabricación de vacunas",
explicó Gates.
"Una vacuna contra la gripe, por ejemplo, contiene fragmentos del
virus de la gripe que el sistema inmunitario de nuestro cuerpo aprende a
atacar. Esto es lo que nos da inmunidad. Una vacuna de ARN, en lugar de
inyectar fragmentos del virus, le da al cuerpo el código genético necesario
para producir muchas copias de estos fragmentos. Cuando el sistema inmunitario
ve los fragmentos virales, aprende a atacarlos", continuó el filántropo.
Gates mencionó también al menos cinco otras vacunas que utilizan otros
enfoques para enseñar al sistema inmunitario a reconocer y atacar una infección
viral y que ya están en desarrollo.
En cuanto a plazos, el empresario predijo que la vacuna estará lista en
18 meses, aunque "podría estarlo en solo nueve meses o en unos dos
años". Además, Gates prometió que una vez que la vacuna esté lista él y
sus socios se asegurarán de que esté disponible "incluso en países de
bajos ingresos".
Pruebas
"Los países que reaccionaron rápidamente para realizar muchas
pruebas y [ordenar] aislamientos evitaron la infección a gran escala",
señaló Gates, aseverando que "las pruebas son cruciales para controlar la
enfermedad y comenzar a reabrir la economía".
Además de hacer el máximo de test posibles, es necesario también
priorizar las pruebas en las personas adecuadas. "Por ejemplo, los
trabajadores de la salud deberían poder obtener una indicación inmediata de si
están infectados para saber si deben seguir trabajando", explicó el
empresario.
Asimismo, las personas sin síntomas no deben hacerse la prueba hasta que
haya suficientes pruebas para todas las personas con síntomas, según Gates.
Hasta la fecha, todas las pruebas para el nuevo coronavirus implican
tomar una muestra nasal con un hisopo y procesarla en una máquina de reacción
en cadena de polimerasa (PCR). Sin embargo, la fundación de Gates invirtió en
investigaciones que demuestran que cuando los pacientes se extraen las muestras
ellos mismos los resultados son tan precisos como si la extracción la hubiera
hecho el propio médico.
"Este enfoque es más rápido, protege a los trabajadores de la salud
del riesgo de exposición y debe permitir que los reguladores aprueben que se
pueden tomar muestras en prácticamente cualquier lugar en vez de solo en un
centro médico", subrayó Gates.
Además, ahora se está desarrollando otro tipo de prueba, llamada 'prueba
de diagnóstico rápido' (RDT). En este caso, un posible infectado también tendrá
que extraerse muestras nasales, pero en lugar de enviarlas a un centro de
procesamiento las colocará en un recipiente para líquidos y luego verterá ese
líquido en una tira de papel que cambiará de color si detecta el virus. De acuerdo
con Gates, este tipo de prueba puede estar ya disponible dentro de unos pocos
meses.
Seguimiento de contactos
De acuerdo con Gates, lo ideal para poder detener la propagación del
virus es tener la posibilidad de obtener rápidamente una lista de las personas
que estuvieron en contacto cercano con un individuo que ha dado positivo al
coronavirus.
El empresario cree que la mayoría de los países seguirá eventualmente el
ejemplo de Alemania, donde, si alguien da positivo por el covid-19, los médicos
tienen la obligación legal de informar al respecto a las autoridades sanitarias
y deben proporcionar todos sus datos personales, incluidos nombre, dirección y
número de teléfono, para que los oficiales contacten con esa persona y se
aseguren de que se aislará.
Después, las autoridades comienzan el proceso de búsqueda de contactos,
mediante una entrevista con el infectado, para pedirles que también se
autoaíslen y se hagan una prueba.
Al mismo tiempo, Gates subrayó que es muy importante que todos los que
hacen este trabajo estén "debidamente capacitados" y sean capaces de
mantener toda la información en privado.
Apertura de los países
Gates elogió los esfuerzos de la mayoría de los países para frenar la
propagación del coronavirus, subrayando que ordenar el cierre completo era una
medida necesaria. "A medida que nos acercamos al verano, algunos lugares
que mantienen un cambio de comportamiento experimentarán una disminución
exponencial", aseguró el filántropo.
Al mismo tiempo, el empresario pronostica que la mayoría de los países
desarrollados comenzarán a reabrirse en los próximos dos meses. No obstante, en
este periodo todavía no será posible volver completamente a la vida normal.
"La gente puede salir, pero no con tanta frecuencia, y no a lugares
concurridos. [...] Las escuelas están abiertas, pero no se puede llenar un
estadio con 70.000 personas", predijo el filántropo.
Gates sugirió que las reglas sobre lo que está permitido deben cambiar
gradualmente. "El principio básico debe ser permitir actividades que
tengan un gran beneficio para la economía o el bienestar humano, pero que
presenten un pequeño riesgo de infección", dijo el empresario, al tiempo
que aseveró que la apertura de los centros educativos debería ser la prioridad.
"Mi esposa y yo crecimos aprendiendo que la Segunda Guerra Mundial
fue el momento decisivo de la generación de nuestros padres. De manera similar,
la pandemia del covid-19, la primera pandemia moderna, definirá esta era. Nadie
que viva esta pandemia la olvidará. Y es imposible exagerar el dolor que las
personas sienten ahora y seguirán sintiendo en los años venideros",
concluyó Gates, subrayando que cuando esto termine los políticos deberán
asegurarse de que, a medida que los países se abren, "la recuperación no
hace que la desigualdad sea peor de lo que ya es".
EJERCICIO
ACADEMICO:
Teniendo presentes las tesis
expuestas anteriormente por expertos internacionales ¿Cuáles serían los
espacios posibles para la acción viable en materias de Seguridad y Defensa de
Venezuela que podrían proponer las potencias internacionales y por qué cada
uno de ellos? ¿qué acciones en esas dos materias propondría Usted para Venezuela? Las
respuestas pueden darlas en el Blog o enviarla por correo o colocarla en el
grupo whatsaap.
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