Tema 004: Seguridad, Defensa y Estrategias de Guerra.

TEMA 004: Seguridad y Defensa ante las Estrategias de Guerra.

TAREA: En toda guerra los actores agresores y los Estados agredidos se plantean objetivos, elaboran y aplican estrategias, tácticas y realizan operaciones y acciones en consecuencia. La tarea consiste en identificar en los siguientes 4 textos las estrategias usadas por el o los Estados agresores que son o pudieran ser aplicadas contra la soberanía de Venezuela y destacar las causas tendenciales que identificaron los autores para en el futuro elaborar las medidas defensivas necesarias que hagan fracasar las políticas intervencionistas de los agresores. Comente lo que estime conveniente y desarrolle un texto para guardar como anotaciones de investigación para la futura Tesis.

1) La estrategia del caos dirigido. Por Manlio Dinucci.

2) El Negocio de la Guerra. Nuevos mercenarios y terrorismo de Estado. Por Dario Azzellini.

3) La Guerra Híbrida contra los proyectos nacionales soberanistas en A.Latina. Por Katehon.

4) Las Ong y la mecánica de la Guerra Híbrida. Andrew Korybko

 

La estrategia del caos dirigido

por Manlio Dinucci

Estados Unidos y la OTAN siguen extendiéndose por el mundo mediante la estrategia ‎Rumsfeld/Cebrowski de destrucción de las estructuras del Estado en los países ‎no integrados a la globalización económica. Y en ese proceso están manipulando a ‎los europeos con la fábula de la «amenaza rusa», sin importarles alimentar el ‎peligro de guerra.‎

 

RED VOLTAIRE | ROMA (ITALIA) | 17 DE ABRIL DE 2019

Todos contra todos. Esa es la imagen que proyectan los medios de difusión del caos que ‎se extiende a lo largo del sur del Mediterráneo, desde Libia hasta Siria. Hasta Washington ‎parece impotente ante esa situación. ‎

Pero la realidad es diferente. Washington no es un aprendiz de mago incapaz de controlar las ‎fuerzas que antes puso en marcha. Es más bien el motor de una estrategia –la estrategia del ‎caos– que, mediante la destrucción de Estados enteros, provoca una reacción en cadena de ‎conflictos que utiliza siguiendo la antigua estrategia: «divide y vencerás». ‎

Vencedores de la guerra fría, en 1991, Estados Unidos se autoproclamó «único Estado con una ‎fuerza, un alcance y una influencia multidimensionales –política, económica y militar– realmente ‎mundiales» y se propuso «impedir que cualquier otra potencia hostil domine una región –Europa ‎occidental, el este de Asia, el territorio de la antigua Unión Soviética y el Medio Oriente– cuyos ‎recursos bastarían para generar una potencia mundial». ‎

Desde entonces, Estados Unidos y la OTAN bajo sus órdenes han fragmentado y destruido uno ‎a uno mediante la guerra los Estados considerados como obstáculos para la realización de ‎su plan de dominación mundial –Irak, Yugoslavia, Afganistán, Libia, Siria y otros– mientras que ‎mantiene en su punto de mira a otros Estados más –como Irán y Venezuela. ‎

En esa misma estrategia se inscribe el golpe de Estado que Estados Unidos y la OTAN ‎orquestaron en Ucrania para provocar en Europa un regreso a la guerra fría destinado a aislar ‎a Rusia y a reforzar la influencia estadounidense en el continente. ‎

Mientras que la atención político-mediática se concentra en el conflicto libio, se mantiene en la ‎sombra el escenario cada vez más amenazante de la escalada de la OTAN contra Rusia. ‎La reunión de los ministros de Exteriores de los 29 países miembros de la OTAN, realizada ‎en Washington el 4 de abril, para celebrar los 70 años de ese bloque militar, afirmó nuevamente –‎sin prueba alguna– que «Rusia viola el Tratado INF [1] desplegando en Europa nuevos misiles con ‎capacidades nucleares». ‎ ‎

Sólo una semana después, el 11 de abril, la OTAN anunció que «la actualización» del sistema ‎estadounidense AEGIS de «defensa antimisiles», con base en Deveselu (Rumania), tendrá lugar ‎este verano y aseguró que ese proceso «no aportará ninguna capacidad ofensiva al sistema». ‎

El hecho es que ese sistema, instalado en Rumania y Polonia así como en navíos, es capaz de ‎lanzar no sólo misiles antiaéreos sino también misiles nucleares. Moscú ya advirtió que ‎si Estados Unidos despliega misiles nucleares en Europa, Rusia tendrá que desplegar –en suelo ‎ruso– misiles similares que apuntarán a las bases europeas. El resultado de todo esto es un ‎crecimiento de los fondos que los países de la OTAN destinan al sector de la «defensa» y los ‎presupuestos militares de los miembros europeos de la OTAN, más Canadá, aumentarán en ‎‎100 000 millones de dólares en 2020. ‎

En su reunión del 4 de abril en Washington, los ministros de Exteriores de la OTAN ‎se comprometieron principalmente a «enfrentar las acciones agresivas de Rusia en el ‎Mar Negro» mediante la adopción de «nuevas medidas de apoyo a nuestros cercanos asociados, ‎Georgia y Ucrania». ‎

Al día siguiente, decenas de barcos de guerra y de cazabombarderos de Estados Unidos, Canadá, ‎Grecia, Holanda, Turquía, Rumania y Bulgaria iniciaron en el Mar Negro un ejercicio aeronaval de ‎la OTAN al borde de las aguas territoriales de Rusia, a partir de los puertos de Odesa (Ucrania) y ‎de Poti (Georgia). Simultáneamente, más de 50 cazabombarderos de Estados Unidos, Reino ‎Unido, Francia y Holanda emprendían simulacros de «misiones aéreas ofensivas de ataque contra ‎objetivos terrestres y marítimos» despegando desde un aeropuerto holandés y realizando ‎aprovisionamiento en vuelo. También se supo que la OTAN enviará varios cazabombarderos ‎‎Eurofighteritalianos a realizar nuevamente misiones de patrullaje sobre la región báltica ante la ‎‎«amenaza» de los aviones rusos.‎

La cuerda está cada vez más tensa y puede romperse (o puede ocurrir que alguien la rompa) en ‎cualquier momento arrastrándonos a todos a un caos mucho más peligroso que el de Libia. ‎

Fuente
Il Manifesto (Italia)

Traducido al español por la Red Voltaire a partir de la versión al francés de Marie-Ange Patrizio

[1] El Tratado INF, firmado entre Estados Unidos y la URSS en ‎diciembre de 1987, prohíbe los misiles nucleares de alcance intermedio, tanto nucleares como ‎convencionales. Nota de la Red Voltaire.

https://www.voltairenet.org/article206145.html

 

El Negocio de la Guerra.

Nuevos mercenarios y terrorismo de Estado.

Por Dario Azzellini

PRÓLOGO A LA PRESENTE EDICIÓN (2014)

Las formas de conducción de las guerras están cambiando. Al lado de los ejércitos estatales surgen cada vez más compañías militares privadas (CMP1), compañías de seguridad privadas (CSP), paramilitares, «Señores de la Guerra», ejércitos privados y mercenarios como nuevos actores de guerra. Actualmente, las guerras se llevan a cabo con menor frecuencia entre estados nacionales, y con mayor frecuencia en el interior de éstos entre tropas regulares e irregulares y, en todos los casos, contra la población civil. En las ciencias sociales y los medios eso es debatido bajo el término «nuevas guerras». Generalmente, se considera la creciente aparición de actores privados de violencia como síntoma del «debilitamiento del Estado» y como «caos»; así como una pérdida del «monopolio de la violencia estatal» es síntoma de «Estados fallidos» frente a los cuales Occidente se encuentra más o menos impotente.

El presente trabajo analiza estos fenómenos desde otra perspectiva. Demuestra cómo es precisamente la globalización capitalista y neoliberal la que está llevando a nuevas guerras en las periferias de este sistema.

La presente edición es la más completa y actualizada hasta la fecha sobre la obra viva que representa «el negocio de la guerra». La primera edición en alemán, en el 2003, estuvo precedida por una serie de seminarios y debates, que organicé junto con mi amigo y compañero de trabajo y militancia Boris Kanzleiter, con varios de los y las especialistas que luego aportaron sus investigaciones para el libro. La idea surgió debido a que, por las regiones y los conflictos que conocíamos, era evidente que más allá de supuestas explicaciones religiosas, étnicas, nacionales, etcétera, se trataba de una violencia organizada de parte de viejas o nuevas élites que toma [pag 1] formas cada vez más privatizadas y estructuradas, y la cual, en fin, cumple un papel estabilizador, en el sentido que garantiza las condiciones de explotación: de fuerza de trabajo o de recursos.

Dos años de intensos debates dieron luz a la primera edición en alemán (Das Unternehmen Krieg, Assoziation A, 2003) curada en conjunto con Boris Kanzleiter. Desde entonces el libro ha visto numerosas ediciones en diferentes idiomas y países, casi todas actualizadas y ampliadas: La empresa guerra (Venezuela, Question, 2004); La privatización de las guerra$ (Bolivia, Cedib, 2005); El negocio de la guerra (Estado Español, Txalaparta, 2005); La empresa guerra - Bisnis Perang dan Kapitalisme Global (Indonesia, Insist, 2006); L’Azienda Guerra (Italia, manifestolibri, 2006); Le Business de la Guerre (Francia, Gatuzain, 2006) y El negocio de la guerra (Argentina, Txalaparta, 2008).

A partir de la edición boliviana me ocupé sólo de actualizaciones y ampliaciones, mientras extendí mis investigaciones a Iraq, Venezuela y el desenvolvimiento de la privatización de servicios militares a escala mundial. Frente a ediciones anteriores, la presente se puede considerar en gran medida un libro nuevo. Lo cual incluye a la edición en castellano de Txalaparta, presentada por el presidente venezolano Hugo Chávez Frías en el programa de radio y televisión Aló Presidente el 10 de febrero de 2008, al cual tuve el honor de asistir como invitado. Para la presente edición no sólo reescribí los capítulos sobre Iraq, la clasificación de CMP y el marco legal, Colombia y México, sino que también incluí un capítulo nuevo sobre Venezuela y el mapa global de la privatización de la guerra, fruto de una maravillosa colaboración con la artista Lize Mogel, de Nueva York.

El uso de violencia privatizada como síntoma inherente del supuesto «debilitamiento del Estado» está siendo impulsado en gran medida por Occidente. Esto queda particularmente patente en el desarrollo que presenta el ejército estadounidense, el cual crea en su mismo seno elementos de privatización que integran la conducción de guerras a la economía de mercado. Las CMP —generalmente fundadas por antiguos soldados de carrera asumen hoy, ya no sólo la construcción de campamentos militares, sino cada vez más (también), misiones de combate. Ha transcurrido ya mucho tiempo desde que la declaración de Independencia de Estados Unidos calificó el uso de mercenarios por el rey de Inglaterra como [pag 2] «totalmente indigno de una nación civilizada». En Iraq hay más empleados de CMP que soldados de la coalición.

Analizando las nuevas guerras en Latinoamérica, África, los Balcanes y Asia, no encontramos ningún tipo de «caos», «estallidos de violencia irracionales» y «conflictos étnicos», como se sugiere en innumerables medios de comunicación. Hemos llegado más bien a descifrar un nuevo orden de guerra, donde los actores militares privados son usados por los Estados y las élites para asegurar su dominio. Tal como hemos venido investigando desde hace muchos años, en casos concretos esos actores pueden ser paramilitares para la lucha contrainsurgente en Colombia2 y México3, o contrarrevolucionaria en Venezuela4, como también compañías militares privadas que reclutan ex militares y policías para patrullar en los protectorados de los Balcanes, Afganistán e Iraq.

Mientras tanto, la conducción de la guerra se ha convertido en algunos casos en el objetivo principal de los actores, con el fin de lograr ganancias en el capitalismo global. Esto es válido, por ejemplo, para los aparatos militares africanos, que se transforman en empresas de la industria minera y llevan a cabo luchas armadas entre ellas por el dominio de las minas, dejando tras de sí un inmenso número de víctimas (sólo la guerra del Congo le ha costado la vida desde 1994 a un número de personas que oscila entre 2,5 y 3,5 millones, siendo el 90% civiles).

Las «nuevas guerras» no constituyen un fenómeno que pueda ser considerado como homogéneo. La guerra de las compañías mineras militares en el Congo difícilmente puede ser comparada con el programa paramilitar de lucha contrainsurgente colombiana, que sigue la doctrina del Low intensity warfare (guerra de baja intensidad) del ejército de Estados Unidos, enseñada en el centro de formación para los militares latinoamericanos ubicado en Fort Benning, en el estado de Georgia (ex Escuela de las Américas).

Un cuerpo de guardaespaldas reclutado entre mercenarios en Estados Unidos para el presidente afgano Abdul Hamid Karzai es algo diferente a los antiguos militares del ejército del apartheid sudafricano, quienes protegen hoy los oleoductos en Nigeria al servicio de consorcios transnacionales.

Antiguos generales altamente condecorados del ejército [pag 3] estadounidense —quienes prestan ayuda militar privada en la creación del ejército croata y permitieron que éste realizara una de las mayores «limpiezas » étnicas de la guerra de Yugoslavia— tienen poco en común con los narcotraficantes en Kosovo o Macedonia. Estos últimos libran batallas competitivas bajo la apariencia de representantes armados de «grupos étnicos», hasta ser integrados por parte de la «comunidad internacional», bajo un control de protectorado en las funciones gubernamentales. De allí que el análisis de casos específicos sirva para la diferenciación entre ellos y, al mismo tiempo, sea requisito indispensable para generalizaciones.

En capítulo I, Thomas Seibert critica al discurso mismo sobre las «nuevas guerras». Seibert afirma por una parte que los diversos fenómenos atribuidos a las «nuevas guerras» como, por ejemplo, el surgimiento de ejércitos no estatales, no son tan novedosos aunque sí se estén transformando. Por otra parte, el autor también asevera que con el cambio del contexto global desde finales de los ochenta, se forman estructuras sociales y políticas que promueven la expansión de las economías de guerra. Bajo esta perspectiva, formas de transformación de la conducción de guerras en una parte de la economía de mercado, el creciente surgimiento de paramilitares, ejércitos de mercenarios y de compañías militares privadas, representan una consecuencia directa del capitalismo neoliberal.

Sigue en el capítulo II una investigación sobre Iraq, el ejemplo más avanzado de privatización de la guerra con 180.000 contratistas trabajando en tareas militares o de seguridad. Describo cómo funciona el negocio en Iraq, cómo el país se ha transformado en un punto de encuentro internacional para CMP, cómo éstas reclutan personal en todo el mundo y, durante los últimos años, especialmente en América Latina.

El tema de las CMP había sido ignorado y descuidado durante mucho tiempo. Sólo después del ataque de milicianos iraquíes en Faluya que le costó la vida a cuatro mercenarios el 31 de marzo de 2004 empezaron a ser publicadas más informaciones al respecto. A pesar de que en un primer momento se trató de convencer al mundo de que los estadounidenses asesinados eran civiles, con el paso del tiempo no se pudo ocultar que éstos eran empleados de la compañía militar privada Blackwater USA.

Aunque supuestamente son civiles y no militares, los empleados de ese tipo de compañías asumen plenamente tareas militares. En el caso de la [pag 4] Blackwater los «empleados» como guerreros privados —personal militar altamente calificado y entrenado— asumen tareas hasta de más riesgo que el ejército mismo. En Iraq, por ejemplo, estaban encargados de actuar detrás de las líneas enemigas, es decir, se introducían de manera clandestina a Faluya para llevar a cabo acciones militares, cuando ésta estaba controlada por fuerzas rebeldes iraquíes. Un trabajo altamente peligroso y muy bien pagado (hasta 1.500 dólares al día). Ejércitos privados, expertos militares e informáticos al servicio de las tropas estadounidenses, radares del ejército de Estados Unidos manejados por compañías privadas, aparecen como elementos de ciencia-ficción. Sin embargo, la realidad a veces va más allá y es más increíble que cualquier película de este género. El negocio mundial de las compañías militares privadas alcanza, según estimaciones, unos 200 millardos de dólares anuales.

Los capítulos III y IV analizan las CMP, la forma moderna de los mercenarios, que desempeñan un importante papel en cada uno de los ejemplos regionales descritos. Estas empresas reclutan personal cualificado y lo ofrecen como servicio a misiones bélicas para asesoramiento militar, labores de reconocimiento e inteligencia y formación militar. En el capítulo III analizo cómo se ha desarrollado el negocio de la privatización de la guerra en los últimos años, qué clase de tareas asumen las CMP, el porqué de esa externalización (que tiene bien poco que ver con ahorros económicos, como nos quieren hacer creer los discursos oficiales), qué modelos económicos fomentan la privatización de la violencia y cómo se ha organizado la impunidad alrededor de las actividades de las CMP. En el otro capítulo sobre el tema (Cap. IV) Boris Kanzleiter describe el desarrollo de las CMP antes de la guerra de Iraq.

En el capítulo V, relativo a Colombia, analizo cómo se crearon grupos paramilitares por parte de las élites locales con el apoyo del ejército y empresas transnacionales y se contrataron compañías militares privadas, todo ello bajo auspicio financiero y político proveniente principalmente de Estados Unidos. Luego, para tranquilizar a la comunidad internacional, premiar a los paramilitares, legalizar las riquezas robadas y evitar que fueran juzgados por sus crímenes, se organizó una supuesta desmovilización, después de la cual los paramilitares siguieron existiendo y asesinando como antes. Sus víctimas son generalmente sindicalistas, activistas de  [pag 5]  los derechos humanos o miembros de movimientos campesinos, quienes son calificados como simpatizantes de la guerrilla.

Como señalo en el capítulo VI, el modelo paramilitar, incluyendo los paramilitares, está siendo exportado de Colombia hacia Venezuela, donde todo indica que se está gestando la creación de una Contra como en Nicaragua, pero mezclada con muchos elementos del paramilitarismo colombiano.

En el capítulo VII, sobre México, investigué un modelo de paramilitarización que, más allá del uso de tropas en la lucha contrainsurgente, ha sido generado como nueva forma de organización social, la cual incluye comunidades rurales enteras. Algo muy parecido se pudo observar durante la guerra en Guatemala, analizada en este mismo trabajo (capítulo VIII) por Matilde Gonzáles y Stefanie Kron. Las autoras se concentran en la relación existente entre paramilitarismo, violencia y género. Durante los años ochenta, el conflicto con la guerrilla en este pequeño país centroamericano dejó un saldo de decenas de miles de víctimas, y aún años después de su fin continúa existiendo en las comunidades un cierto orden de género producido por violaciones masivas.

Boris Kanzleiter parte de los ejemplos de Serbia, Bosnia-Herzegovina y Kosovo para analizar cómo se ocasionaron «diferencias étnicas» durante la guerra de Yugoslavia como resultado del paramilitarismo. Los paramilitares formados desde los respectivos aparatos de seguridad del Estado, llevaron a cabo campañas de robo y despojo contra la población civil, que se vio obligada a posicionarse dentro de «límites étnicos». Al mismo tiempo, los paramilitares se transformaron —a través de una especie de «acumulación originaria»— en protagonistas del proceso de privatización, ya que habían juntado capital y pudieron establecer «complejos criminales􀀀institucionales » que actúan más allá del término de la guerra.

Un modelo parecido al colombiano ha sido descubierto por el especialista en Kurdistán y Turquía, Knut Rauchfuss. Él mismo explica en el capítulo X cómo una alianza entre políticos, militares y narcomafia dirige la paramilitarización del conflicto kurdo en Turquía. En una entrevista realizada por Boris Kanzleiter, el especialista Matin Baraki explica cómo en Afganistán, por medio de la «guerra contra el [pag 6] terror», se impuso una reorganización del sistema de los Señores de la Guerra tras la caída de los talibanes. Dicho sistema reubicó al país en el primer lugar de la producción internacional de heroína desde el año 2002.

Matin Baraki afirma que tanto las posibilidades de emancipación política y social como las capacidades de articulación de la oposición fueron obstruidas por la institución de los Señores de la Guerra convertidos en pilares de la administración internacional.

Henri Myrttinen evidencia cómo la violencia en Indonesia, generalmente reseñada en los medios como conflictos «étnicos» y «religiosos», se suscribe de manera clara a intereses de poder económico y habitualmente es dirigida o aprovechada por el Estado. Las raíces del conflicto y la manera como se ha llevado a cabo datan de los años de la dictadura de Suharto, y con ello representan una «vieja» nueva guerra.

El especialista en África, Björn Aust, analiza en el capítulo XIII la economía de la guerra del Congo, que a mediados de los años noventa se convirtió en la «primera guerra mundial del África». Después de los fracasados intentos de un desarrollo recuperador y casi totalmente olvidado por la opinión pública occidental —incluyendo a sus representantes críticos—, en el corazón de África se extiende en la actualidad una economía de libre mercado radical y desregulada. En esta economía, aparatos militares, milicias y paramilitares compiten mediante las armas por la explotación de materias primas que son exportadas por compañías transnacionales hacia Europa, Japón o Estados Unidos.

Lisa Rimli llega a una conclusión similar al referirse a la economía de guerra en Angola, que encuentra continuación incluso después de la firma de un acuerdo de paz. La autora observa cómo las convenciones de las Naciones Unidas y la Organización de la Unidad Africana (OUA) para la proscripción de actividades de mercenarios aceptan de manera implícita el uso de mercenarios por parte de gobiernos reconocidos.

Al final se encuentra una versión actualizada del mapa global de la privatización de la guerra, hecho junto con Lize Mogel. La versión original era de 16 x 3 m y estuvo expuesta en la bienal de Kwangju, Corea del Sur a finales de 2006. El mapa se concentra en los casos más emblemáticos, que son Iraq y Colombia. [pag 7]

Con la vasta información que presenta esta recopilación, reunida por expertas y expertos en los diferentes contextos específicos, no quiero atemorizar ni hacer perder esperanzas a nadie. Al contrario, estoy convencido de que es necesario conocer adecuadamente el funcionamiento y los actores del nuevo orden de guerra para poder oponerse a él. Es sumamente importante entender que los límites entre guerra y paz se desdibujan cada vez más. Tal como lo muestran las líneas de desarrollo presentadas en este libro, los bombardeos de Bagdad o los de Belgrado no constituyen en absoluto la corta interrupción de una «paz» imaginada, donde la «guerra» aparece sólo como un estado de excepción. En realidad, lo que hoy se expande por regiones cada vez más amplias del globo es un estado de guerra permanente de diferente intensidad que necesita respuestas mucho más complejas que la simple demanda de un cese a los bombardeos.

Lo que requiere la situación actual es una crítica estructural a la «guerra», como nuevo orden global del desarrollo actual del capitalismo. Y en Venezuela, un debate amplio sobre las estrategias contrarrevolucionarias adaptadas. En ese contexto le quiero dar las gracias a Monte Ávila Editores Latinoamericana por la publicación del libro; a Vanessa Davies por haberme invitado a su programa en VTV a principios de febrero de 2008, abriendo así un gran espacio para un debate urgente; y al presidente Hugo Chávez por haber asumido el tema con mucha claridad. Además quiero agradecer al Frente Nacional Campesino Ezequiel Zamora, a los muchos voceros de Consejos Comunales y a tantos revolucionarios de las organizaciones de base, como también a algunos valientes efectivos de las Fuerzas Armadas, como también a algunos revolucionarios con cargos institucionales que me pasaron información delicada, no se callaron frente a los hechos y dieron un aporte valioso a la investigación sobre Venezuela.

DARÍOAZZELLINI

Julio 2008

[pag 8 del libro]

FICHA BIBLIOGRÁFICA

Azzellini, Dario (2003) El Negocio de la Guerra. Nuevos mercenarios y terrorismo de Estado. Editorial Monte Avila, Caracas, 2009. MPPC. 1ra edición en alemán 2003. Leido en: http://www.azzellini.net/sites/azzellini.net/files/el%20negocio%20de%20la%20guerra%20monte%20avila.pdf  Para consultar otros libros y artículos del autor:  http://www.azzellini.net/node/1532


Prosigue la Guerra Híbrida contra los proyectos nacionales soberanistas en América Latina

Katehon

19.04.2016

Haciendo un breve repaso de lo acontecido durante la semana pasada en Iberoamérica, cada vez parece más claro que la misma se enfrenta a una nueva ofensiva del vecino del norte con objeto de controlar el "patio trasero" e impedir que las naciones sudamericanas persigan sus propios intereses y objetivos. No obstante, y a diferencia de operaciones anteriores como el famoso Plan Cóndor, que se desarrolló en varios lugares de América y que contó con la colaboración de los servicios de inteligencia de EEUU (suponiendo la instauración de un sistema de represión mediante dictaduras en diferentes países de la región durante la década de los 70 y principios de los años 80), las actuales operaciones contra los legítimos gobiernos del cono sur americano siguen las directrices de la conocida como "Guerra híbrida".

Como se explica en el Manual de Guerra no convencional de las Fuerzas Especiales de EEUU (2010): "Los esfuerzos de EEUU con la Guerra no convencional están dirigidos a explotar las vulnerabilidades psicológicas, económicas, militares y políticas de un país adversario, para desarrollar y sostener las fuerzas de la resistencia y cumplir los objetivos estratégicos de EEUU". Así, el objetivo central es interrumpir los proyectos nacionales y transnacionales multipolares dentro de un país, a través de conflictos de identidad (étnicos, religiosos, políticos, etc.) provocados externamente. En el caso concreto de Brasil, la asociación económica BRICS parece ser uno de los principales objetivos de esta "Guerra Híbrida", entre otras muchas razones, por su plan de realizar el comercio internacional en las monedas propias, evitando el dólar norteamericano, por la creación del Nuevo Banco de Desarrollo del BRICS, o por su intención de aumentar la integración en Eurasia.

Y así al menos parece que lo perciben los distintos líderes políticos que en los últimos días se han manifestado con claridad al respecto, como Rafael Correa, Evo Morales, Nicolás Maduro, Dilma Rousseff o Cristina Fernández de Kirchner.

ECUADOR

El presidente de Ecuador, Rafael Correa, hizo un llamamiento el jueves de la semana pasada a la unidad de los pueblos sudamericanos y del Caribe para impedir "los ataques desestabilizadores y golpistas" por parte de las fuerzas "hambrientas de poder". Correa advirtió sobre la posibilidad de un nuevo Plan Cóndor contra determinados gobiernos de la región, pero subrayó que "la unidad de los países libres y soberanos dejará la conspiración sin éxito". "Seguiremos dando la batalla desde la calle" con los que observan a diario "el verdadero cambio histórico que vive el continente suramericano", dijo Correa, resaltando a su vez los avances en educación, salud y cultura que se han producido durante su mandato. Las manifestaciones del presidente ecuatoriano tuvieron lugar en el contexto de masivas movilizaciones para respaldar al Gobierno y contrarrestar las protestas convocadas por la oposición, que se concentró en diferentes zonas de la capital contra el plan del mandatario para aplicar nuevos impuestos, entre ellos, a la salida de capitales del país.

BOLIVIA

Por su parte, en Bolivia, apenas un par de días después, el presidente Evo Morales alertó a los pueblos sudamericanos sobre la nueva modalidad de la derecha neoliberal para derribar gobiernos, utilizando golpes judiciales y parlamentarios en lugar de asonadas militares o civiles. "Ahora los golpes ya no son militares ni civiles, son de carácter judicial y parlamentario, y las campañas mediáticas y políticas están orientadas a debilitar la imagen de los gobernantes antimperialistas y dañar la estabilidad de los países", subrayó. "Para llegar donde hemos llegado en Bolivia", enfatizó Morales, "ha sido muy importante la unidad del pueblo, de todos los sectores sociales. Habrá acusaciones, mentiras, y los neoliberales -más conocidos en el país como los "vendepatrias" intentarán todo para acabar con este proceso", añadió.

"Los hemos derrotado en todas las batallas anteriores, subrayó, pero en el referendo del 21 de febrero pasado no pudimos vencerlos en las redes sociales, una nueva forma que utilizaron para hacer campañas políticas basadas en mentiras y la manipulación", dijo Morales tras repasar las distintas tentativas para echarle del poder. "Con la unidad del pueblo y los distintos sectores sociales, este proceso va a continuar, y seguirá inaugurando obras porque la economía nacional continúa creciendo, como ya reconocen los organismos internacionales cuando hablan del modelo económico boliviano". "Antes decidían aquí los "Chicago boys" y hoy lo hacen los "Chuquiago (palabra aymara) boy", es decir, aclaró el mandatario, "antes decidían los gringos nuestras políticas y hoy lo hacemos los indios bolivianos", recalcó.

Después de reiterar su solidaridad con la presidenta de Brasil, Dilma Rousseff, el expresidente Luiz Inácio Lula da Silva y la exmandataria de Argentina, Cristina Kirchner, sometidos a feroz ataque mediático, Morales dijo que se busca cualquier pretexto para inhabilitar a Lula como candidato a las próximas elecciones de Brasil.

BRASIL

El propio Lula da Silva en un acto celebrado en Río de Janeiro el lunes día 11, acusó al vicepresidente Michell Temer y al presidente de la Cámara de Diputados, Eduardo Cunha, de ser los principales autores del plan de destitución de Rousseff (Cunha, uno de los promotores de la convocatoria de destitución, es investigado por su presunta participación en el escándalo de corrupción en la estatal Petrobras, y sobre él recaen además varias investigaciones por presuntas actividades ilícitas). El acto coincidió con una masiva concentración de apoyo a la presidenta brasileña cerca del edificio de Congreso, después de que la comisión parlamentaria aprobara que la mandataria sea sometida a un juicio político por acusaciones de violar leyes fiscales. 38 diputados de la comisión especial de legisladores votó por el juicio político, mientras que 27 lo rechazó. La sesión de juicio político pasó al Congreso, donde el domingo a la noche se tomó la decisión de admitir la solicitud de destitución. Si después el Senado la ratifica, Rousseff sería separada de su cargo por un plazo máximo de 180 días en espera de que la Cámara alta dé su fallo definitivo.

Dilma Rousseff, por su parte, califica de intento de golpe de Estado la decisión de un juicio político en su contra. Advirtió también de que en los próximos días pudieran producirse ataques desesperados de quienes pretenden dar un golpe de Estado en el país a través del proceso de "impeachment". "Hay que estar atentos y vigilantes, los golpistas intentarán de todo: tomar las calles, intimidarnos, dar a conocer nuevas filtraciones ilegales y facciosas, formular nuevas acusaciones sin pruebas y levantar calumnias", afirmó Rousseff, quien añadió: "El golpe no es contra mí, sino sobre todo contra el proyecto que yo represento y que en los últimos 13 años contó con el apoyo del pueblo y el trabajo incansable de los movimientos sociales y aquellos que querían ver un Brasil más fuerte y con iguales oportunidades para todos".

Pero el "impeachment" de Rousseff por supuesta adulteración de las cuentas públicas han provocado no solo el rechazo de la propia presidenta, sus simpatizantes y algunos países regionales como Bolivia, Ecuador y Chile, sino también de ciertos organismos internacionales, como la OEA, o la UNASUR, que mostró su preocupación por el avance del proceso sin que se haya comprobado la comisión de delito alguno.

VENEZUELA

Parecida situación de acoso se vive en Venezuela, donde el Tribunal Supremo de Justicia (TSJ) declaró inconstitucional la ley de Amnistía aprobada por el Parlamento, para poner en libertad a violadores de los derechos humanos, criminales comunes y opositores encarcelados. Entre las razones del Tribunal, destaca la infracción del artículo 29 de la Carta Magna y de los acuerdos internacionales firmados por el Gobierno, tales como el Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos y la Declaración Universal de Derechos Humanos. Nadie sabe qué consecuencias traerá una decisión de este tipo para la democracia venezolana, pues si el Estado -y hay recordar que el Parlamento donde domina la oposición es parte del Estado- viola las leyes, tácitamente da un aval al resto de la sociedad para que lo haga también.

Esta decisión provocó diversas y significativas reacciones, como la del Alto Comisionado de Derechos Humanos de la ONU, que expresó "serias preocupaciones" sobre la imparcialidad de la justicia en su país. Por su parte, el diario estadounidense The Washington Post dedicó un duro editorial al Gobierno de Nicolás Maduro en Venezuela, en el que aseguró que la situación en el país requiere de forma "desesperada" la intervención política por parte del resto de Estados americanos.

Frente a estos ataques, el presidente venezolano, Nicolás Maduro, denunció este jueves ante la ONU un "acoso permanente" para tratar de "aislar" a Venezuela. Días antes, Maduro criticó a Washington por sus políticas intervencionistas en otros países del mundo. “El imperio se ha encargado de sembrar el odio a través del intervencionismo”, adujo el jefe del Gobierno venezolano en una ceremonia celebrada para homenajear los 14 años del golpe de Estado del 11 de abril de 2002, perpetrado por la derecha venezolana y apoyada por EEUU contra el difunto presidente Hugo Chávez. También urgió al presidente estadounidense Barack Obama a derogar el decreto presidencial que renovó contra Venezuela, en l que califica al país Caribeño como una amenaza para la seguridad de EE.UU. Además, anunció la creación de la Comisión por la Verdad que investigará la violencia ocurrida en las protestas antigubernamentales de 2014, bajo el patrocinio del secretario general de la Unasur, para garantizar la “no repetición de golpes de Estado, de guarimbas y de atentados” orquestados por el sector de la derecha. Maduro denunció además que Venezuela es asediada financieramente en el ámbito internacional mediante ataques desde Estados Unidos para boicotear el acceso y facilitación de créditos a ese país latinoamericano.

ARGENTINA

Por su parte, en Argentina, el ministro de Hacienda, Alfonso Prat-Gay, gestionando en Washington nuevos préstamos, admitió que su gobierno endeudará mucho más al país que lo fijado por el Congreso para pagar a los fondos buitre, emitiendo bonos de deuda hasta 15 mil millones de dólares, cuando tanto el Senado como la Cámara de Diputados fijaron la cifra en 12 mil millones. Lo declarado por Prat-Gay para justificar el oneroso endeudamiento es lo mismo que dijeron Carlos Menem y su ministro de Economía Domingo Cavallo, que hundieron al país en la crisis más profunda de su historia.

Mientras tanto, miles de argentinos acudieron el aeropuerto Jorge Newbery de Buenos Aires para recibir a la ex presidenta Cristina Fernández de Kirchner, quien debió presentarse el miércoles ante la justicia para responder a las preguntas sobre la acusación de la oposición que vincula a la exmandataria con el caso de “fraude contra la administración pública” por las ventas del dólar futuro, gestionada por el Banco Central durante el Gobierno de Fernández. La propia Cristina Fernández instó al pueblo argentino a crear un Frente Ciudadano que defienda la libertad y todas las conquistas sociales alcanzadas en los últimos 12 años, y llamó a unir esfuerzos para garantizar la protección de sus derechos, ante las acciones neoliberales del actual mandatario, Mauricio Macri, que en sólo cuatro meses al frente de la nación argentina ha devaluado en un 40% la moneda nacional, ha triplicado las tarifas de servicios básicos y pactó con los fondos buitre el pago de una deuda que le costará a los argentinos 12.000 millones de dólares.

PERÚ

En Perú, aunque expresidentes neoliberales peruanos como Alan García y Alejandro Toledo entraron en el ocaso político tras la severa derrota electoral sufrida en los comicios, la también neoliberal Keiko Fujimori, de Fuerza Popular (derecha), ganó las elecciones celebradas el domingo en Perú con casi el 40 por ciento de los votos, pero tendrá que disputar una segunda vuelta con Pedro Pablo Kuczynski (ex ministro de Economía y ex funcionario del Banco Mundial, neoliberal también), de Peruanos Por el Kambio, quien supera a Verónika Mendoza, del Frente Amplio.

http://katehon.com/es/article/iberoamerica-prosigue-la-guerra-hibrida-contra-los-proyectos-nacionales-soberanistas

 

Las Ong y la mecánica de la Guerra Híbrida

Andrew Korybko

Las ONG “vinculadas al extranjero” por todo el mundo juegan un papel irremplazable en el fomento de las guerras híbridas. La ley de la guerra híbrida declara que este tipo de conflictos son conflictos identitarios fabricados, predicados para desbaratar, controlar, o influenciar los proyectos de infraestructura conectivos transnacionales y multipolares en países clave de tránsito por medio de la representación de: Alteración de régimen, Cambio de régimen, o Reinicio de Régimen (en adelante, ACR-R). Estas tres tácticas también podrían ser descritas como concesiones políticas, como transición de liderazgo “pacífica” o violenta, o como alteración del Estado fundamentalmente a través de medios tales como la descentralización presionada para conducir hacia una federación identitaria fácilmente manipulable.

En cuanto a los tipos de conflictos identitarios que se espera que abarquen las guerras híbridas, pueden ser categorizados como históricos, étnicos, religiosos, socio-económicos, y geográficos (tanto en términos de pertenencia político-administrativa como regional). El incitador para la guerra híbrida podría ser premeditado o casual, pero en ambos ejemplos, los escenarios de conflictos son impulsados por la participación crucial -pública o discreta- de las ONG vinculadas al extranjero (en cuanto a financiación, dirección, alianzas, etc.), de ese modo se justifica la razón por la que están siendo estudiadas en este análisis junto con las últimas tendencias bélicas.

1. Precondiciones

Casi todas las ONG vinculadas al extranjero (en adelante mencionadas simplemente como ONG) aparte de aquellas dedicadas puramente al trabajo humanitario con la supervisión y permiso explícitos del Estado anfitrión, se dedican a precondicionar a la población objetivo para que acepten las narrativas construidas. Aquellas sobre todo enfocadas sobre temas históricos, sociales y/o políticos, que apuntan a modelar la mentalidad de la audiencia y contribuir a la formación de identidades absolutamente nuevas (por ejemplo, “kosovares”) o a reformar las existentes (por ejemplo, desde el patriotismo al nacionalismo, o de la ciudadanía inclusiva a los anhelos separatistas exclusivos).

Las ONG trabajan junto a los portales mediáticos -nuevos y tradicionales- en la difusión de estas ideas y la multiplicación del efecto que tienen en la alteración de las conciencias de sus audiencias, así como en promocionar la organización y los objetivos predeterminados de sus mecenas para fomentar la separación identitaria convertida en arma. “Hechos” falsos, desacreditados y/o cuestionables, circulan habitualmente en el triángulo información-medios-academias de las comunidades y agentes favorables para extender las nuevas mitologías, que de manera resultante, causan ingeniería social en las mentalidades de los perfiles demográficos objetivo, a través de la ilusión elaborada de que “voces acreditadas” están apoyando tales nuevas mitologías.

Las semillas de ideologías nuevas y/o históricamente desmentidas tales como Liberalismo y Nazismo son plantadas en las mentes de la audiencia y regadas con un conducto constante de información favorable diseñada para incrementar su atractivo y construir los cimientos para la venidera táctica anti-gubernamental. Después de ser adoctrinados con liberalismo, por ejemplo, cualquiera puede ser más susceptible de jugar el papel de “tonto útil” y manifestarse agresivamente contra su gobierno, mientras que los creyentes en el nazismo y el “nacionalismo” de la época de la segunda guerra mundial pueden ser animados a realizar odiosas provocaciones contra sus “enemigos” históricos.

Ambas categorías de impronta ideológica son así de igualmente útiles en promocionar el conjunto de objetivos políticos dentro del Estado objetivo, con el fundamento promovido siendo dependiente de lo que está concebido para ser el final exacto del conflicto. El liberalismo es más susceptible de formar nuevas identidades con propósitos separatistas, mientras que el nazismo (o “nacionalismo extremo” para generalizar) tiene un papel en la generación de furiosos odios anti-gubernamentales y la provocación conflictos interestatales (por ejemplo la Ustacha croata intenta obsesivamente la desestabilización de Bosnia y la provincia norteña serbia de Voivodina).

2. Financiación

Las ONG deben recibir su dinero de algún modo, y a parte de mendigar (o “solicitar donaciones” como ellas lo denominan) en las calles por algún dinero extra, la mayoría de ellas reciben el grueso de su financiación desde una de estas tres fuentes principales:

Gobiernos:

El gobierno de los EEUU financia organizaciones tales como “National Endowment for Democracy” (en castellano, “Fundación Nacional para la Democracia”, auto-descrita en 1991 como organización que hace lo que la CIA solía hacer de manera encubierta 25 años antes de entonces) para comportarse como frentes de inteligencia público-privados en el extranjero, que mezclan la experiencia de agentes profesionales con una “negación plausible” de civiles.

Corporaciones:

Ciertas compañías pueden tener interés en desplegar de manera independiente sus propias ONG, tanto si es para hacer lobby en nombre sus intereses como si es para agitar contra sus oponentes, con esta intensificación potencial hasta el nivel de poner presión de tipo ACR-R (Alteración, Cambio, Reinicio de Régimen) en unos u otros gobiernos para estos propósitos.

“Filántropos”:

Donantes “privados” tales como George Soros y los príncipes saudíes manejan la Fundación Soros y las “organizaciones caritativas islámicas” respectivamente (estas últimas siendo las primeras redes de ONG a nivel mundial convertidas en arma a gran escala durante el periodo de la guerra de Afganistán en la década de 1980), con sus organizaciones habiéndose extendido por todo el globo en este momento, y algunas veces trabajando para promocionar sus sombríos intereses mano a mano con exclusivos clientes gubernamentales.

Cada una de estas tres diferentes fuentes proporciona financiación y entrenamiento para sus delegados (proxis) sobre el terreno, con el deseo de que tengan éxito en cultivar una comunidad de quinta y sexta columnistas para ayudar a sus objetivos. El entrenamiento organizacional y las técnicas organizativas son esenciales debido a la fuerza con que influyen en la efectividad del grupo, dado que a fin de cuentas, es habitual que los pequeños miembros del núcleo sean lo que verdaderamente cuenta, ya que sus cohortes y civiles afiliados, o bien son voluntarios, o bien son pequeños gastos temporales.

Las ONG también son muy útiles para sus patrocinadores porque funcionan como un intermediario en la entrega de sobornos y la transmisión de chantajes a diferentes individuos privados (por ejemplo periodistas) y figuras políticas, y si ellos operar en un entorno de “laissez faire” (dejar hacer), entonces ellos también podrían tomar parte de manera valiosa en diferentes escalas de actividades de blanqueo de dinero para estos fines o en apoyo de los intereses pecuniarios de sus patrocinadores. Incluso si son cogidos, el grado único de separación que ellos disfrutan “plausiblemente” respecto a sus patrocinadores debido a su estatus supuestamente “independiente”, es suficiente para proteger a sus partidarios de cualquier culpa “oficial”.

3. Testaferros

Las ONG han aprendido a emplear rostros y personal local para dotar al personal de sus oficinas en el extranjero, entendiendo que esto ayuda a desviar cualquier crítica inmediata sobre lazos extranjeros así como de simplistas “periodistas de investigación” que solo miren superficialmente en los pasaportes de la gente que ahí trabaja para trazar sus conclusiones. En realidad, aunque realmente esta política va menos en el sentido de borrar dichos enlaces de las ONG con el extranjero, que en el sentido de embaucar a la población con la que ellos planean interactuar, dado que normalmente los detectives esforzados son exitosos en el descubrimiento de las conexiones financieras, de comunicación y de personal que conectan a una organización investigada con una entidad extranjera.

Los individuos comunes en la calle, sin embargo, pueden no tener ni idea de que sus conciudadanos que les entregan pasquines antigubernamentales y les instigan a unirse a la protesta, pueden estar al servicio de entidades extranjeras, incluso si alguno del mismo personal del grupo no es ni consciente de esto. La falsedad que llega con el engaño a la gente para que se junte a una actividad u organización debido al hecho de que los lazos extranjeros que están tras ella, sean escondidos deliberadamente, demuestra que los patrocinadores de la iniciativa aceptan -a sabiendas- que a los lugareños probablemente les espantaría este tipo de cosas si supieran que estaban patrocinadas desde el extranjero. Debido a que muchos de ellos no tienen ni idea de esto, son más susceptibles de ser engañados para participar.

Junto a las líneas de testaferros de la ONG, debería mencionarse en relación a esto, que los futuros líderes del gobierno anti-gubernamental son algunas veces pastores (Zimbabue), monjes (Myanmar, la región autónoma del Tíbet), o estudiantes (las “típicas” revoluciones de color), todos ellos tienen una reputación internacional de ser aparentemente inocuos e inofensivos. No importa si esto era realmente cierto o no antes de “el evento” (las especificidades del cual serán pronto descritas), el hecho es que el momento en que esos actores supuestamente pacíficos empiezan a manifestarse agresivamente contra el gobierno, provocando conflictos con la policía y los militares, y algunas veces incluso atacando a los agentes del orden y a las propiedades públicas y privadas, han perdido su derecho a ser respondidos de un modo no-violento, justificando de tal modo las técnicas decisivas de control de masas (y algunas veces de mano dura) por parte de las autoridades.

Estos testaferros también juegan otro papel complementario, y es el de promover sus reputaciones presumiblemente pacíficas a través de canales mediáticos conspirativos que tienen interés en retratar a estos individuos como “tranquilos manifestantes pro-democráticos”, además de para editar selectivamente y desinformar deliberadamente de sus choques provocados con las autoridades como resultado de una “dictadura impopular y hambrienta de poder que asesina a su propia gente”. No importa que nada de esto sea fácticamente cierto, sino que, lo que cuenta es la percepción errónea intencionada, debido a la facilidad con que tales narrativas fabricadas pueden llevar completamente fuera de proporción a un evento local, regional, o nacional, y rápidamente transformarlo en una “crisis internacional” que estimule a que gobiernos extranjeros pongan presión muy publicitada sobre el estado objetivo.

4. Demandando “democracia”

La táctica que toda ONG políticamente afiliada (tanto si declaró abierta o secretamente esta disposición) termina persiguiendo es la táctica de presionar –finalmente- a su gobierno anfitrión en un intento para hacerlo más “democrático”. La razón por la que la “democracia” es tal obsesión para estas organizaciones y sus patrocinadores, no necesariamente tiene nada que ver con sus inherentes atributos “normativos” (la reiteración occidental más habitual de esta ideología), sino con su conveniente estructura en la que se eliminan regularmente los ciclos de liderazgo. Las “democracias” influidas por occidente tienen ciclos previsibles de elección que están comprendidos en la teoría de la guerra híbrida, como algo que representa nada más que oportunidades “pacíficas” para el cambio de régimen, y de aquí la actividad frenética a la que se dedican las ONG antes, durante, e inmediatamente después de este momento. La “democracia” occidental también está marcada por la inseparable cultura política de los lobistas (sobornadores legales) y de los portales mediáticos masivos motivados por lo comercial, provocando que sea mucho más fácil de intervenir -por parte de actores extranjeros y sus peones locales de ONG- en los procesos “democráticos” y secuestrarlos en la dirección de sus objetivos. 

Si las elecciones no desembocan en el resultado deseado que están buscando las ONG y sus patrocinadores internacionales, o si el siguiente ciclo electoral no es hasta dentro de algunos años y estos actores se impacientan y/o creen que la ventana para lograr sus fines políticos puede cerrarse para ese tiempo, entonces conspirarán para ingeniar un evento que ponga presión sobre el gobierno para embarcarse en la ACR-R bajo la amenaza omnipresente de guerra híbrida.

Ejemplos del tipo de presión que podría ser ejercida contra las autoridades, son dramas relacionados con las elecciones, escándalos de corrupción (posiblemente desencadenados por escuchas telefónicas “filtradas” por la NSA y/o documentos, como el “golpe constitucional” de Brasil y el fallido intento de guerra híbrida en Macedonia), movimientos disruptivos de la “sociedad civil” (por ejemplo el “Yereván eléctrico” de Armenia), y la politización de tratos controvertidos (por ejemplo el Acuerdo de Asociación con la UE en Ucrania) que intente forzar una nueva o anticipada ronda electoral.

Si el gobierno no se Altera, Cambia, o Reinicia tras experimentar la coerción “pacífica” de la Revolución de Color con la que los intereses extranjeros y sus ONG -cual soldados de a pie- intentan forzarlo “democráticamente”, entonces el gobierno o gobiernos tras la farsa, pueden tomar la decisión de iniciar una guerra híbrida mediante la transición desde una Revolución de Color hacia una Guerra No-Convencional. No siempre se garantiza que este sea el caso, dado que algunas veces, ciertos disturbios de Revolución de Color no están plenamente respaldados por sus patrocinadores extranjeros y redes de ONG, y en cambio son exámenes de prueba para evaluar las vulnerabilidades estructurales, así como las respuestas, y otro tipo de inteligencia valiosa que podría ser muy útil en un futuro escenario ACR-R que esté apoyado con más determinación para esos propósitos. Después de todo, si el Estado es lo bastante fuerte como para defenderse contra este ataque asimétrico usando las medidas de Seguridad Democrática y/o la futura insurgencia carece de la viabilidad a largo plazo para sostener una campaña exitosa de guerra híbrida ACR-R (quizá si no puede construirse a tiempo un arreglo regional efectivo del tipo “encabezar desde atrás”), entonces puede que los patrocinadores extranjeros retiren su apoyo para la agitación y esperen hasta que otra oportunidad futura pudiera ser maquinada en un momento más decisivo.

5. Dando el salto

Cuando la Revolución de Color experimenta la transición gradual hacia una guerra híbrida mediante la evolución hacia una Guerra No-Convencional, hay mucho del anterior arreglo estructural tras la escena que simplemente sigue igual pero con un nombre diferente. Muchas de las redes de ONG y su personal, evolucionan hacia insurgentes armados o proporcionan a los combatientes apoyo informativo, organizativo, logístico, y/o material.

A pesar de que las tácticas del ACR-R han cambiado, el principio sigue siendo igual, aunque con una perceptiblemente menor afluencia encubierta de asistencia extranjera (insurgentes, armas) en prosecución de esos fines.

No todas las ONG vinculadas al extranjero y sus trabajadores pueden tomar parte en esas actividades abiertamente sediciosas, pero es una apuesta razonable que muchos de ellos lo estén en una medida u otra, después de todo, la única diferencia entre los revolucionarios de color y sus homólogos de la guerra no-convencional, son los medios que están dispuestos a emplear para lograr su objetivo compartido, con “cada mano lavándose entre sí” para realizar las tareas complementarias para este fin.

6. Pensamientos en conclusión

La guerra híbrida es la última forma de agresión que está realizada por las fuerzas unipolares contra el orden mundial multipolar emergente, y el modo indirecto en que es practicado, protege al perpetrador de las repercusiones inmediatas y así incrementa el atractivo de esta estratagema. Viendo que la dependencia en la guerra híbrida como instrumento de política exterior, no muestra signos de disminuir de manera realista para el futuro previsible debido a la naturaleza novedosa y rentable en la que se aplica, hay una urgencia apremiante para entender cada faceta en la que se lucha, es decir, la pertinencia en exponer el papel esencial que las ONG juegan en este proceso.

Recordando que las guerras híbridas se basan en la instigación exterior y la subsiguiente manipulación de conflicto identitario en un Estado de tránsito objetivo, junto a la ruta de un importante proyecto de infraestructura conectivo transnacional y multipolar, entonces es mucho más fácil de conceptualizar la función que las ONG hostiles y vinculadas al extranjero tienen en poner en movimiento esta secuencia de “caos controlado”. Estos grupos tienen la tarea de provocar una sensación de separación identitaria entre la población, y un sentimiento socialmente ingeniado por el cual los organizadores conciben que finalmente conviertan a ciudadanos patrióticos en simpatizantes anti-gubernamentales.

Las redes de ONG y personal local que participan en este esquema asistido por extranjeros y aspira con alterar, controlar, o influir esos proyectos de infraestructuras anteriormente mencionados a través de varios tipos de presión tipo ACR-R contra las autoridades, normalmente se convierten en insurgentes y otras formas de amenazas asimétricas cuando sus fallidas tácticas de Revolución de Color empiezan a convertirse en una forma mejorada de Guerra No-Convencional. Dado que las ONG vinculadas al extranjero son las fuerzas de vanguardia que encabezan la última reiteración de la guerra híbrida por todo el mundo, está en los mejores intereses de todo gobierno responsable, la puesta de controles de supervisión y restricciones operativas sobre estos grupos para neutralizar sus capacidades ofensivas y proteger la seguridad nacional.

EJERCICIO A CUMPLIR

TAREA: En toda guerra los actores agresores y los Estados agredidos se plantean objetivos, elaboran y aplican estrategias, tácticas y realizan operaciones y acciones en consecuencia. La tarea consiste en identificar en los siguientes 4 textos las estrategias usadas por el o los Estados agresores que son o pudieran ser aplicadas contra la soberanía de Venezuela y destacar las causas tendenciales que identificaron los autores para en el futuro elaborar las medidas defensivas necesarias que hagan fracasar las políticas intervencionistas de los agresores. Comente lo que estime conveniente y desarrolle un texto para guardar como anotaciones de investigación para la futura Tesis.

1) La estrategia del caos dirigido. Por Manlio Dinucci.

2) El Negocio de la Guerra. Nuevos mercenarios y terrorismo de Estado. Por Dario Azzellini.

3) La Guerra Híbrida contra los proyectos nacionales soberanistas en A.Latina. Por Katehon.

4) Las Ong y la mecánica de la Guerra Híbrida. Andrew Korybko

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